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Mujeres policías en Bolivia víctimas del machismo y acoso laboral  

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La institución policial registran un número cada vez mayor de mujeres entre sus filas, las mismas que conocen que ser uniformada “es un reto continuo para el machismo”, porque no solo se trata de tener ambientes propios destinados a ellas, sino un trato que contemple varios factores que no todos los jefes policiales están en la tarea de comprender.

Son las jóvenes policías, recién graduadas que en el transcurso de su desarrollo profesional sabrán que una denuncia de corrupción o de acoso laboral, no siempre termina como la heroína de la institución, en algunos casos termina con el cambio de destino de la denunciante y un posible proceso iniciado en la instancia interna que puede o no ser concluyente.

La oficial Mabel, nombre convencional recuerda que fue una de las policías que fue cambiada de destino por denunciar a sus jefes policías de hechos de corrupción y acoso laboral, ante el Defensor del Pueblo. Como ella, en El Alto cerca de seis casos denunciados en los últimos tres años, corrieron la misma suerte.

Para la funcionaria policial, ser mujer y de baja graduación es doble riesgo que debe enfrentar acosos laborales, sexual y una serie de humillaciones que si logran denunciar a las autoridades policiales o al propio Defensor del Pueblo, ocasiona un vía crucis que puede terminar en el cambio de destino, en el mejor de los casos, o en la “congeladora”, como se conoce a la imposibilidad de ascender de grado.

Mabel recuerda que cuando denunció a tres oficiales, entre ellos una mujer de alto rango, hace tres años, ante la instancia policial, Defensoría del Pueblo y la propia fiscalía con apoyo de documentación, nunca se inició investigación alguna, en cambio ella fue afectada como madre soltera, al ser cambiada de destino en menos de 15 días. Su empeño de mantener la denuncia le permitió ser destinada sobre todo al Oriente, donde pocas veces ven con agrado ese tipo de destinos y desde dónde nadie se entera en la sede de Gobierno de lo que por esas regiones ocurre.

A pesar del temor que ella siente con impotencia, aseguró que las frecuentes denuncias realizadas por mujeres policías se enmarcan en el acoso laboral, sexual y de hechos de corrupción en contra de algunos jefes y oficiales de la institución del orden.

En la actualidad, poco o nada ha cambiado la realidad de las mujeres policías. “Ahora hay aún casos -agrego- en que algunos sargentos mujeres que están enfrentando una serie de atropellos, humillaciones y trato inhumano, como es el caso de la mala alimentación, que es un negociado para directores de algunas unidades policiales. Más de 100 casos de denuncias, ninguno se ha resuelto pese a la aplicación de la Ley 101, que identifica como falta grave dichas denuncias. Lo único que ganamos es la persecución y el cambio de destino”, lamentó Mabel.

Los funcionarios de baja graduación y sobre todo mujeres policías, son grupos vulnerables a quienes sus jefes les piden ser parte de hechos de corrupción, como es el caso del economato (administración de la alimentación de la tropa), mientras que el acoso sexual directamente no es denunciado porque existe mayor persecución.

En la ciudad de La Paz, cerca de ocho casos fueron denunciados, de ellos un alto porcentaje sólo quedó en registró, sin lograr ningún resultado para las policías denunciantes.

El ex Defensor del Pueblo en la ciudad de El Alto José Luis Hidalgo, recuerda que los casos comunes de denuncia son acoso laboral y todo tipo de vulneración de los derechos humanos de las mujeres, al interior de las unidades policiales.

Para Hidalgo, el temor de las mujeres policías subalternas es lo que influye a que ellas se callen, les es difícil enfrentar con denuncia, porque saben que la instancia aún no se ha despojado de su vestuario machista y peor aún otras instancias judiciales, donde directamente no llegan las denuncias de las mujeres policías. “No es que no existan hechos de vulneración a sus derechos, pero quienes se ven involucrados en denuncias inmediatamente interponen una demanda contra ella que terminó con el cambio de destino de la policía”, recordó.

En cuanto al tipo de infraestructura que existe en las unidades policiales, se evidenció que algunas unidades no cuentan con los espacios solo, para mujeres policías, destinados a la higiene y privacidad de ellas, pese a que esta institución ha incluido entre sus filas a este género mucho más antes que las Fuerzas Armadas FFAA, pero a la fecha aún no modifica sus instalaciones y sólo habilitó algunos espacios de forma improvisada.

Por lo tanto, las mujeres policías en El Alto deben improvisar espacios al interior de las oficinas de la institución policial, para poder obtener algo de privacidad. No existen dormitorios separados de la tropa masculina, en algunos casos sólo existe un baño sin ducha para las mujeres, pero no hay ambientes que puedan ser utilizados de vestuario para la muda de ropa.

“Los cuartos que utilizamos son prácticamente ratoneras, que en muchos casos sólo hacemos uso del baño para cambiarnos, pero sin podernos asear y con los olores fétidos, porque no hay un buen alcantarillado”, indicó Julia otra de las mujeres policías que observa la incomodidad de los ambientes.

Fuente: El Diario

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