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Pasaron 30 años del plagio a la canción ‘Llorando se fue’ de los Kjarkas 

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A 30 años del plagio. ‘Llorando se fue’ es una de las canciones más emblemáticas de los Kjarkas. Ya era reconocida antes del plagio. La lambada le dio un empujón internacional. Gonzalo Hermosa rememora ese tiempo y dice que hubiese preferido perder la batalla legal a perder a su hermano, Ulises
Gonzalo Hermosa fue quien le puso la letra a la melodía que compuso su hermano Ulises.

A 30 años del plagio. ‘Llorando se fue’ es una de las canciones más emblemáticas de los Kjarkas. Ya era reconocida antes del plagio. La lambada le dio un empujón internacional. Gonzalo Hermosa rememora ese tiempo y dice que hubiese preferido perder la batalla legal a perder a su hermano, Ulises

 

En el inicio del verano europeo y del invierno sudamericano, de 1989, ‘Chorando se foi’ o llamada simplemente Lambada, como su género musical, cobró protagonismo, no solo por el éxito que tuvo en todo el mundo, sino porque los creadores de la canción, Ulises y Gonzalo Hermosa, de los Kjarkas, denunciaron que su letra había sido plagiada. Hoy, 30 años después, Gonzalo cuenta los pormenores de la batalla legal y habla del éxito de una canción que fue grabada por primera vez en ritmo saya en 1981. Luego fue convertida a diferentes géneros. Hasta el momento ha sido traducida a más de 100 idiomas, incluido el cantonés y reeditada por más de 40 cantantes.

¿Cómo y cuando nació la canción ‘Llorando se fue’?

Nació con una estrella. Fue una canción de relleno del quinto álbum de los Kjarkas, en la que no habíamos puesto nuestra esperanza y se convirtió en la más importante no solo para nosotros, sino para Bolivia. Las primeras notas de esta canción, surgieron mientras Ulises afinaba la zampoña en 440, en el tiempo en el que en el grupo nos dedicábamos a perfeccionar y universalizar nuestros instrumentos nativos. Esa pequeña melodía, la volvimos una canción. Yo escribí la letra. Un poema que sonaba muy triste, por lo que pensé en algo doloroso y nostálgico, que salía del corazón, como el recuerdo de un gran amor que ya no estaba; de esos que no se olvidan y que se llevan hasta la tumba. De ahí salió Llorando se fue y me dejó solo y sin su amor… Siempre he estado viendo lo que está mal, lo que no me parece, o si algo le falta, si es predecible o no tiene profundidad. Si podemos aumentar o cambiar y mejorar. Siempre he sido muy crítico con nuestras canciones, buscando lo mejor para que esos poemas lleguen al alma. Hacemos música que a la gente le guste y la pueda entender y disfrutar.

¿Cómo fue el momento en que se enteraron del plagio?

Estábamos en Nueva York cuando nos dieron la mala noticia de que esa canción que habíamos creado hacía casi 10 años fue plagiada. Nos dijeron que estaba con el nombre de Lambada y no sabíamos a qué se refería. Fue como si nos hubieran echado un balde de agua fría. Sentimos que se nos caía el mundo. Pensábamos que nos iban a arrancar la canción de la mano, tan fácil como se les quita el dulce a un bebé. Chico de Oliveira, que era solo un seudónimo, firmaba la canción, pero en sí el griego Jean Karakos y el francés Olivier Lorsac, se embarcaron a Sudamérica en busca de un ritmo nuevo en busca del éxito internacional y se encontraron con la lambada, hicieron una adaptación de Llorando se fue y se la apropiaron, como quien se aferra a un tesoro sin dueño.

Gonzalo respira profundo y cuenta de que sintieron que se enfrentaban a un monstruo, porque ellos tenían el poder y el dinero, pero junto a su hermano Ulises se propusieron pelear hasta las últimas consecuencias, para no perder a un ‘hijo’ (la canción) porque ellos tenían la verdad en sus manos.

¿Ya estaba registrada?

Sí, en la Sociedad de Músicos, Autores y Compositores Alemanes (Gema). Nunca sospecharon que esté registrada, porque los bolivianos, a veces, no tenemos el cuidado de registrar nuestras canciones y no éramos la excepción. Solo que Ulises, en tantas giras que hicimos a Alemania, la había anotado. Fue una gran suerte porque la Gema demostró que la canción estaba registrada hacía unos ocho años.

¿La canción ya era famosa antes de lambada?

Antes de ese plagio ya había sido grabada por una veintena de artistas, entre ellos la brasileña Marcia Ferreira y el argentino Juan Ramón, que fue premiado por esta canción. Ya había sido traducida al portugués y lanzada en Brasil, de ahí fue que estos señores la recogieron. También el Cuarteto Continental la convirtió en cumbia y en Colombia la grabaron en ritmo de salsa y fue un éxito total.

Fue un éxito. El grupo Kaoma plagió e internacionalizó la canción, a fines de los 80. Lambada sonaba en todos los rincones del mundo.

Lambada le dio otro empujoncito…

Llorando se fue, en ritmo de saya, ya era reconocida en Estados Unidos, México, Japón y en casi toda América Latina, pero no podemos negar que la Lambada fue un boom y nuestra canción se hizo conocer en el resto del mundo. El plagio abrió nuevos caminos. Cuando estaba en Japón no me dejaban dormir los periodistas de todas partes, hasta de los Balcanes, para preguntarme sobre la demanda internacional. Me tenían medio loco y sin descanso, ya no quería saber del problema.

¿La cantaban siempre?

Era nuestra canción estrella, junto con Huayayay, que fueron dos canciones que destacaron en el quinto álbum de los Kjarkas. Cuando estrenamos Llorando se fue, en el Teatro Gran Rex, de Oruro, nos hicieron cantarla tres veces. No es costumbre en ninguna parte del mundo, que una canción se repita. La gente, la pedía otra, otra y otra vez. Esto siempre se estila cuando se acaba el show, pero el público la pedía en la mitad. Gastón Guardia era el vocalista y en la tercera vez se le quebró la voz y lloró de la emoción.

¿Cómo fue la lucha legal?

Duró casi dos años. Fue doloroso porque algunos hermanos bolivianos fueron a declarar ante el tribunal de Francia diciendo que esa canción fue apropiada y tan solo acomodada por los hermanos Hermosa, a veces por la plata baila el mono. Fue decepcionante escuchar a nuestros paisanos darnos la espalda en vez de defender algo que en definitiva es suyo. Karakos y Lorsac hicieron todo lo posible para no reconocernos como autores. Cuando avanzó el juicio, y como vieron que no podían tapar el sol con un dedo, intentaron llegar a un acuerdo y quedar como coautores. No quisimos negociar, porque ellos no inventaron nada. Ganar la demanda fue un gran gol para Bolivia.

¿En ese tiempo Ulises ya estaba enfermo?

El plagio fue uno de los detonantes para que la leucemia de Ulises se disparara. Sufrimos una crisis tremenda. Estuvimos sometido a mucho estrés. No descansábamos bien, con las giras, el cambio de horarios, los conciertos y encima el bombardeo de la prensa en esa época, fue de terror, el organismo se resiente y mi hermano no aguantó. Fue lo más triste. Me hubiese gustado perder la batalla por Llorando se fue y no perder a mi hermano. Por lo menos tuvo la gloria de saber que habíamos ganado el juicio. Él falleció algunos meses después de nuestra victoria.

En aquellos años se especuló de que los Kjarkas ganaron mucho dinero con esta demanda y que hasta se habían hecho millonarios. Gonzalo lo refuta. “Ya quisieran ellos”, dice, que haya sido una realidad. Pensaron en recibir esos millones que se anunciaban, pero afirma no fue así.

¿Ganaron mucho dinero con la demanda?

Mucho se habló, pero no recibimos dinero por daños y perjuicios, como se sigue pensando. El público comentaba que ganamos $us 6 millones. Hasta nosotros esperábamos recibir esos millones, pero no fue así, porque nos dijeron que debíamos hacer otro juicio. Se ganó la autoría, que implica que todo lo que se recaude en el mundo entero por Llorando se fue, ya sea sonando en la radio, en la televisión, en los discos o la música en las películas, sería para nosotros. Todos los derechos autorales los administra la EMI Song, de Francia, junto con la Gema de Alemania. Ambas se encargaron de ver todo. Por convenios internacionales el 25% que se recauda va a la Gema y el otro 30% a la EMI Song, que es la encargada de cobrar hasta el último centavo de los derechos. Uno es tu editor y otro tu sociedad protectora. Más de la mitad se queda con ellos.

No es que se hayan hecho millonarios con la canción…

No nos hizo millonarios. Seguimos siendo los mismos que salimos de Capinota. Somos las mismas personas humildes y sencillos, aunque con un poco de billete. No somos de otra clase social. No manejo un Lamborghini, solo un vehículo Hyundai 2010. La señora Jennifer López que usó una parte de Llorando se fue, me invitó a Los Ángeles, para recibir el premio que ganó de la Asociación Americana de Compositores, Autores y Editores (Ascap), que es la más grande del mundo, y no fui. Otro hubiese salido ‘rajando’, pero yo no soy así.

¿Por qué no aceptó?

Teníamos la invitación especial de ella para conocernos, pero soy feliz como soy y con lo que tengo. Hago lo que me permite la vida y con eso me basta. Un artista siempre es aplaudido y ovacionado, miles de personas que quieren sacarse fotos contigo, pero cuando pasa tu momento, te olvidan. Digo siempre que un artista tiene mucho de rey, pero también de mendigo.

La canción hasta ahora sigue recibiendo regalías…

Muy poco ahora. Nos llega cada tres meses algo. En la época de Jennifer López, tuvo mucho éxito, nos hizo ganar buen dinero, al igual que con Lambada. Si alguien la vuelve un éxito nuevamente, nos beneficia. Nunca pensamos que una canción nos hubiese hecho el honor de ganar dinero. En todas sus versiones ha pasado los 40 millones de discos vendidos en todo el orbe. Está entre las mejores canciones que se han hecho en el mundo. No creo que Cielito Lindo, de México; Alma Llanera, de Venezuela; o La pollera colorada, de Colombia, hayan tenido el récord de ventas que tuvo Llorando se fue. Es un orgullo para nuestro país.

¿Qué hacen con las regalías?

La primera partida, que fue como $us 300 mil, se repartió entre todos los Kjarkas por igual, a pesar que debía ser solo para Ulises y para mí. Tenemos estabilidad en el grupo. Además, hemos hecho varias obras benéficas, que no las mostramos porque no nos gusta dar con una mano y mostrar con la otra. Hemos ayudado a muchos niños pobres y a comunidades, con escuelas, especialmente en nuestra tierra, Capinota.

¿La sacaron de su repertorio?

Un tiempo la quitamos del repertorio. Uno se cansa de las mismas canciones (risas). Fue como seis meses y luego volvimos a incluirla porque el público la pedía. Hoy la estamos cantando y cada vez que la escuchan, la gente se enloquece.

30 años después… ¿Qué siente cuando escucha Lambada?

Al principio la odié mucho porque pensábamos que nos iban a quitar la autoría. Ahora ya no (risas). Me acostumbré a escucharla. Hoy más bien espero que la vuelvan a reeditar y pido que les vaya bien, que sea un éxito, porque eso nos beneficia. Nosotros seguimos compitiendo con los ritmos internacionales, a veces debemos retroceder dos pasos para avanzar tres. Por eso los Kjarkas no mueren.

¿Ha bailado lambada?

No, no, no… Es muy complicado para mí (risas). Es imposible, prefiero un taquirari. La lambada es una danza para gente muy ágil y que sabe del oficio. No cualquiera la puede bailar.

Fuente: El Deber 

En 1989. En el grupo estaban Fernando Torrico y Edwin Castellanos

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