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A 25 años del estreno de “Cuestión de fe” se trabaja en su restauración en 4K para 2021

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(Infodiez-22/07/20)

El 21 de julio de 1995, en el Cine Tesla de La Paz, comenzó la travesía de Domingo, Joaquín y Pepelucho, personajes de la película boliviana “Cuestión de fe”, que duró hasta ahora 25 años. El filme arrancó “poco valorado” —cuenta su director Marcos Loayza—, pero se convirtió en uno de los clásicos de la cinematografía nacional. Ahora se trabaja en su restauración en 4K.

La ópera prima del paceño, que el 21 de julio cumplió un cuarto de siglo, está en un trabajo de restauración en calidad 4K que concluirá este 2020 y espera su reestreno en alta calidad para 2021. “Queremos que la gente la pueda disfrutar con una alta calidad en imagen y sonido”.

“Agradezco que hasta hoy, la película todavía siga despertando interés en la gente, que la mire, siga despertando críticas y simpatías. Creo que ha pasado bastante bien todo este tiempo. Hay muchos textos o recopilaciones de la historia del cine boliviano que no la toman en cuenta. Igual hay otras que la consideran la mejor película boliviana. Ese debate me halaga”, comenta el director boliviano.

La película contó con la música de Óscar García; el sonido, de Sergio Claros; y la fotografía, de César Pérez. Los actores fueron Jorge Ortiz, Elías Serrano, Raúl Beltrán, Gina Portugal, Fernando Illanes, Toto Aparicio, David Santalla, Tito Fernández, Marta Monzón y Norma Merlo, entre otros. “Tras los 25 años, me quedo con el cariño de la gente. Hemos hecho funciones en diferentes lugares. Alegra cómo la gente se identifica con los personajes y con la producción, que le llega a todos”.

La producción tuvo el apoyo económico del Consejo Nacional del Cine (Conacine), actualmente sustituida por la Agencia del Desarrollo del Cine y Audiovisual Boliviano, por mandato de la Ley del Cine Boliviano, Nro. 1134.

La película tiene una duración de 88 minutos y aborda la travesía de Domingo, Joaquín, Pepelucho y la imagen de una virgen, que viajan desde el altiplano paceño a las zonas bajas del país. Participó en cerca de 100 festivales, y cosechó unos 30 o 40 premios. “Varios de los premios llegaron cinco u ocho años después de su estreno. Los premios son importantes para seguir trabajando”, comentó Loayza.

Entre los reconocimientos están Mejor Ópera Prima Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (Cuba, 1995), Mejor Ópera Prima New England (Estados Unidos, 1995), Premio Especial del Jurado (Francia, 1995), el FIPRESCI del Festival Internacional de Cine de Róterdam, International Critics Award Festival de Cine Iberoamericano de Huelva y otros. Además quedó en la selección oficial de festivales de España, Puerto Rico, Perú, Colombia, Israel, Brasil, Puerto Rico y Estados Unidos, entre otros.

Sobre una eventual segunda parte de la película, Loayza dice que “no es algo que se descarte”. “Cada vez me ofrecen hacer la segunda parte. Es tan difícil, pero la idea siempre está abierta. Hace unos cinco años, había la posibilidad concreta, hablamos con los actores y todo”.

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