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Sociedad

Bolivia reclama coraje y renunciamiento de los líderes

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Día_de_Bolivia

(Infodiez-1/07/20)

Por Guido Pizarroso Duran

La situación del país es muy delicada y requiere de decisiones en el marco de una política de estadistas y no de politiqueros. El país reclama el coraje y renunciamiento de líderes que busquen y trabajen por el bien común, y permitan una salida concertada.

La palabra política tiene muchas definiciones, algunas muy complejas y otras simplistas, pero que coinciden en señalar que comprende toda actividad humana dirigida a la toma de decisiones que tienen que ver con los intereses de una comunidad. Está en todos los ámbitos de la vida, es decir, en la forma de gobernar un país, en las soluciones a situaciones conflictivas, en la salud de la gente, los salarios, el trabajo, la educación, la actividad económica, el medioambiente, la seguridad, etc.

Enfrentar problemas determinados requiere de acciones políticas específicas. Y en este momento el país enfrenta problemas políticos y de salud que repercuten en todas las actividades del país, la inseguridad se ha agravado, el propio gobierno ha ofrecido datos sobre el descontrol en el Chapare, el fortalecimiento del narcotráfico, la depresión económica, etc.

Por ello surgen muchas interrogantes sobre las acciones del actual gobierno de transición en diferentes campos, pero especialmente en los más sensibles. Entre ellos, es cada vez más pertinente preguntar ¿se enfrenta eficientemente al coronavirus en el país? Las autoridades tienen una gran responsabilidad, ya que la vida de miles de bolivianos está en riesgo y los daños que sufre el país con la destrucción del aparato productivo nacional y el colapso económico, obligan a pensar en respuestas integrales. Posiblemente no sea tarde para que se efectúe un estudio analítico académico a cargo de especialistas y expertos en varias ramas -tal vez desde las universidades- que permita orientar lo que está haciendo el gobierno y establecer si las líneas de acción adoptadas han sido acertadas o se ha equivocado el camino y se debe rectificar.

Hasta ahora el gobierno ha dado la impresión de estar improvisando permanentemente, entrando en contradicciones, cambiando de criterio a medio camino, y lo peor es que con estas dubitaciones siembra incertidumbre porque lo que se anuncia no llega a cumplirse, sus decisiones son solamente parcialmente ejecutadas y deja una impresión de falta de autoridad o por lo menos de un accionar voluble que puede cambiar en cualquier momento.

Seguramente el país comprende la complicada situación y ve con tolerancia los desaciertos que se presentan. Además, es también comprensible que esto ocurra a un esquema de gobierno que nace de una circunstancia muy particular, producto de una sucesión presidencial constitucional, que precipitó cambios imposibles de concebir el 20 de octubre, del año pasado, pero que se convirtieron en realidad un mes después con la renuncia de Evo Morales, que se había apoderado del poder durante más de 13 años y pretendía seguir en el gobierno para siempre, inclusive mediante un escandaloso fraude electoral. Pero la presión de una ciudadanía sin colores políticos dejó sin argumentos al régimen del MAS, y sus principales cabecillas fugaron, dejando al país sin gobierno.

De esa manera se abrió una coyuntura apropiada y oportuna para la recuperación del proceso democrático deformado por el régimen anterior. Lamentablemente, esta oportunidad  está siendo desaprovechada. Se ha distorsionado el objetivo de recuperar el sistema democrático por la ceguera del poder sin medir consecuencias. Se ha manejado tan mal la propicia coyuntura, que inclusive se corre el riesgo de una reversión. El  nuevo gobierno que surgió en noviembre tenía un respaldo absoluto, inclusive con el reconocimiento y admisión del MAS en la Asamblea Legislativa. Pero las ambiciones pudieron más que la racionalidad, y el cauce de gestión de gobierno se sesgó por una candidatura, surgió la división y el respaldo al gobierno se fue menguando vertiginosamente. Hoy, la debilidad del gobierno hace que la Asamblea Legislativa haya asumido un rol protagónico gracias a la mayoría irracional que detenta el Movimiento Al Socialismo; hay regiones que abiertamente transgreden el ordenamiento normativo, realizan actividades ilegales, y el gobierno no logra imponer el respeto a las leyes. En el Chapare y otros lugares impera el narcotráfico, el contrabando y la violencia. Denunciar los hechos y quejarse mandando una carta a los militares, no es gobernar. La señora Jeanine Áñez preside un gobierno legalmente constituido que tiene toda la autoridad, legitimidad y respaldo moral para hacer uso del poder legal, aplicar las normas y hacer respetar la institucionalidad. Desgraciadamente no lo hace.

La situación del país es muy delicada y requiere de decisiones en el marco de una política de estadistas y no de politiqueros. El país reclama el coraje y renunciamiento de líderes que busquen y trabajen por el bien común, y permitan una salida concertada que lleve a preservar el proceso democrático y salvar a los ciudadanos del acoso de la violencia, la irracionalidad, el fanatismo y el desenfreno de los grupos radicales que han pervertido la institucionalidad durante los últimos casi 14 años.

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