Conecta con nosotros

Política

Carlos Mesa habla de la transformación de Bolivia 

Publicada

el

La Paz domingo 12 de enero de 2020

 

El expresidente y actual candidato presidencial para las próximas elecciones de Bolivia, Carlos Mesa habla de la transformación de Bolivia
A continuación la nota de opinión textual
Por Carlos Mesa

¿Qué representa hacer política hoy en la Bolivia de la transición? Primero cuestionar las etiquetas políticas. “Izquierda”y “Derecha”, por ejemplo, conceptos que nacieron en la Revolución Francesa hace más de dos siglos y que ya no son suficientes para explicar una propuesta de país.

La palabra que mejor define el desafío de hoy es: “Transformación”. Su fundamento es una realidad ya vivida, el agotamiento de una experiencia histórica, la de Morales y el MAS, que fue relevante sin duda, pero que naufragó en el despotismo, el autoritarismo y la corrupción. Comenzó con un discurso muy atractivo de cambio, inclusión y fin del racismo, siguió con una revalorización de los principios que movieron el nacionalismo estatista de los años cincuenta, que disfrazó mal la verdad, el crecimiento de un capitalismo salvaje que pudo desarrollarse gracias a una larga etapa de precios internacionales de gas, minerales y granos, como no habíamos conocido en la historia.

Nos vendieron la ilusión de que la bonanza que llegó de fuera era en realidad una propuesta económica sostenible en el tiempo. Los hechos demostraron que eso no era verdad. Fue -para decirlo claro- una feria del despilfarro, la irresponsabilidad y la falta de ética en el manejo de los recursos del Estado como si fueran propiedad de los gobernantes.

Cuando un Presidente recibe, por ejemplo, como “regalo personal” una canal de televisión valorado en millones de dólares, el botón de muestra es suficiente para entender la mezcla entre los intereses del país y los de un individuo. Cuando los temas se mezclan así es que quien gobierna confunde su responsabilidad de administrador de los bienes estatales, y se cree propietario de esos bienes. Así actuó Morales y así actuaron innumerables funcionarios de su gestión.

Por eso, se hace urgente una transformación económica basada en la innovación y la transparencia que apoye a miles de pequeños, medianos y grandes empresarios, que deje paulatinamente de conseguir ingresos sólo de la extracción de nuestros recursos naturales y que logre una diversificación sostenible en la que Estado e iniciativa privada vayan de la mano.

La transformación social debe entenderse no exclusivamente como la reducción de la pobreza basada en mayores ingresos para los más necesitados, sino trabajando duro en la eliminación de la pobreza por muerte de niños antes de cumplir un año, muertes de madres en el proceso de parto y enfermedades crónicas. Mecanismos que deben complementarse con una plataforma agresiva hacia la igualdad de la mujer y la lucha frontal contra la brutal violencia de género.

Es tiempo también de entender que la transformación ecológica debe asumirse como parte de nuestro modelo de desarrollo. Tiene que ver con mejorar la calidad de vida de nuestras ciudades, de las áreas protegidas y apoyar el desarrollo de franjas territoriales turísticas con grandes riquezas naturales y de patrimonio cultural. Pero es necesario, sobre todo, construir juntos respuestas a la vocación de nuestras tierras, a los requerimientos económicos empresariales de todo tamaño, adaptados a su sustentabilidad y al respeto a los derechos de los pueblos indígenas y de los bienes comunes de los bolivianos.

Nada de esto será posible sin una transformación de la democracia. Respuestas de presente y de futuro a los valores más importantes de la sociedad que construyan una justicia para todos, el respeto a la diferencia, la batalla sin cuartel para terminar con la discriminación y el racismo, el ejercicio de gobierno con una verdadera separación de los cuatro poderes del Estado y el pleno uso de los derechos y libertades del conjunto.

En ese escenario el Estado tiene un rol que jugar en la educación, en la salud, en la construcción de condiciones amigables con la iniciativa individual y colectiva de los ciudadanos, desde la inversión empresarial hasta los pequeños emprendimientos, por modestos que estos sean y, por supuesto, en la defensa de todos los bolivianos como personas, como consumidores, como productores y como espíritus libres.

Este nuevo tiempo, finalmente, es el de la reconciliación y el reencuentro en el que debemos entender la igualdad y la equidad como nuestro gran desafío.

¿Izquierda y Derecha? No alcanzan para describir un compromiso con el futuro en clave de renovación generacional y de mente digital acorde con el siglo que vivimos.

Tendencias