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¿Cómo escuchan los perros?

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Odio de los perros, como escuchan
La Paz Bolivia 17:40

Las orejas de las diferentes razas son de las más variadas formas y tamaños. De qué modo funciona su sistema auditivo y por qué la amputación de los pabellones auriculares debería ser penada. Todo sobre el universo “orejero” de los mejores amigos del hombre

El oído del perro es particularmente sensible y puede captar sonidos inaudibles para el ser humano (Shutterstock)El oído del perro es particularmente sensible y puede captar sonidos inaudibles para el ser humano (Shutterstock)

Desde la enorme y lánguida oreja de un basset hound, que supera fácilmente los 30 centímetros de largo, hasta la tiesa y atenta del ovejero alemán, que llega escasamente a los siete centímetros, el universo “orejero” de los mejores amigos del hombre pasea por una variedad tan grande en forma, tamaño y posición como el número de razas y las posibles combinaciones que existen.

Así, las orejas péndulas, de las que las del basset hound son el ejemplo más calificado y emblemático, son útiles para que, al agachar la cabeza en la persecución de un rastro, formen como una canaleta que preserve el rastro de los vientos y por ello de las consecuentes variaciones.

Por otra parte, las orejas erectas, atentas, de muchas razas de guardia facilitan aun más la proverbial captación de sonidos de los ejemplares caninos, tal el caso del ovejero alemán, entre otros.

Desde un punto de vista evolutivo, las orejas caídas a un lado en diferente inserción y posición, en la mayoría de los casos, son un signo de mansedumbre y de sumisión a la protección del hombre, tal el caso de algunos molosos como el montaña de los Pirineos, san bernardo y de innumerables razas.

De cualquier forma, el pabellón auditivo externo, la oreja del perro, en forma de cucurucho o corneta, en todos los casos ayuda a ubicar el origen de los sonidos y a capturarlos más fielmente y con mayor intensidad, como si fuera un embudo focalizador.

Los perros, quizás por esa necesidad lobuna de detectar la presa que tienen, también poseen una particular capacidad para ubicar el origen de los sonidos (Shutterstock)Los perros, quizás por esa necesidad lobuna de detectar la presa que tienen, también poseen una particular capacidad para ubicar el origen de los sonidos (Shutterstock)

Sin embargo, el hombre se cree muchas veces, equivocado en forma garrafal, que es el dueño y el diseñador de la naturaleza y le amputa los pabellones auriculares a determinadas razas (como dobermann o dran danés) con el pretexto de una estética de la que el animal no participa y la evolución y la presión de selección en la formación de las razas tampoco.

La amputación de los pabellones auriculares en el perro, dicho en criollo: el corte de orejas, es una práctica que, aunque se realice bajo control profesional, es claramente mutilante, aberrante y otorga un sufrimiento gratuito al animal por mero capricho del dueño y debería ser penada, en nuestro medio, con el rigor con el que las sociedades evolucionadas lo hacen.

El oído del perro es particularmente sensible y puede captar sonidos inaudibles para el ser humano. Esto es particularmente cierto en la franja de los sonidos agudos, ya que en el campo de los graves hombre y perro funcionan parejos. A modo de comparación, se puede decir que la capacidad auditiva del hombre va de 16 a 20.000 Hertz (Hz), mientras que la del perro oscila entre los 70 y 100.000 Hz.

Por eso, resultan útiles los silbatos “ultrasónicos”, que emiten sonidos en el rango de los 30.000 Hz y que, en el caso, por ejemplo de un perro de caza no pueden ser percibidos ni por la presa ni por el propio cazador que maneja el silbato.

Pero, dejando de lado la sofisticación de estos silbatos, es esta cualidad la que explica la atención y la percepción del perro de un mundo no captado por nosotros, pero del que pueden surgir amenazas y peligros, y es esto, sin duda, lo que lo ubica como el mejor auxiliar humano en asuntos de alerta y guardia.

El corte de orejas es una práctica que, aunque se realice bajo control profesional, es mutilante, aberrante y otorga un sufrimiento gratuito al animal (Shutterstock)El corte de orejas es una práctica que, aunque se realice bajo control profesional, es mutilante, aberrante y otorga un sufrimiento gratuito al animal (Shutterstock)

Los perros, quizás por esa necesidad lobuna de detectar la presa que tienen, también poseen una particular capacidad para ubicar el origen de los sonidos por pequeños e inaudibles que estos sean para el hombre.

El extraordinario sentido del oído del perro abarca también una asombrosa capacidad de discernimiento, capaz, entre otras cosas, de diferenciar el motor del auto de su amo, incluso a distancia, entre muchos sonidos similares. Esto debe asociarse a la evolución con las necesidades de caza de los ancestros del perro doméstico, lo que les permitía detectar la presencia y los movimientos de ratas, ratones y otras pequeñas eventuales presas.

Muchas veces, la sutileza del oído del perro, para ciertos sonidos, asociada con la ductilidad y agudeza del olfato, nos hace pensar en una conducta telepática o mágica, en un verdadero sexto sentido canino, frente a determinadas situaciones, cuando en realidad se trata de la reacción de un individuo que tiene sensores, “aparatos de captación de estímulos”, mucho más sofisticados que los nuestros y, por ello, puede percibir aquellos mucho más lejanos y débiles que el ser humano es incapaz de captar.

Fuente: infobae

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