Conecta con nosotros

Sociedad

Conoce la historia de los 60 sacerdotes casados que desafían a la Iglesia 

Publicada

el

Son miembros de la Iglesia católica brasileña y ofician desde bautizos hasta misas de prestes. La Conferencia Episcopal dice que no tienen aval y que “engañan”.

Si  no fuera por el humo del incienso que pelea con las notas del yaraví A tus pies, madre, ésta sería sólo una casa. Una casa que este domingo  se ha transformado en el templo de la iglesia Nuestra Señora de la Aurora y tiene más curas que fieles. Son ocho, con trajes morados, y ofician una misa que sería “normal” si no fuera porque  esos sacerdotes están casados y  tienen hijos.

Los religiosos forman parte de la Iglesia Católica Apostólica Brasileña (ICAB), misión Bolivia. Actualmente son 67 en Bolivia  y casi todos se ordenaron  en la Iglesia Católica Apostólica y Romana antes de ser dimitidos o renunciar a ella. Hoy  llevan el traje eclesial  y siguen oficiando matrimonios, bautizos o comuniones –incluso a domicilio–  mientras son esposos y papás.

La Conferencia Episcopal Boliviana (CEB)  –que congrega a los obispos ordenados por el Papa–, no los reconoce, advierte que los sacerdotes de la ICAB no pueden oficiar sacramentos   y pide a los fieles “que no se dejen sorprender”. “Este es un grupo que se ha juntado con un fin económico, que engaña a la gente y crea una enorme confusión”, sostiene el padre José Fuentes, Secretario General Adjunto de la CEB.

Richard Lipacho,  frente a una foto del fundador de la ICAB.

“La Iglesia Católica Apostólica Romana no nos acepta porque afectamos sus intereses. La Iglesia Católica Apostólica Brasileña  tiene curas casados y con familia, esa es la única diferencia, después tenemos los mismos ritos, veneramos a la Virgen y seguimos la misma fe”, asegura el obispo de ICAB-  Bolivia, Richard Lipacho.

Hace unas semanas, Lipacho estuvo en la mira pública a raíz del proceso que interpuso contra un sacerdote católico por los delitos de lesiones leves, graves y amenazas. El  imputado es el cura de la capilla del Cementerio, quien en septiembre de 2016 al ver a Lipacho de obispo –con báculo, mitra y presto a celebrar una misa de alma en el camposanto– le propinó un cabezazo.  Lo acusó de “falso”. Le quebró la nariz.

“¿Cómo nos pueden llamar falsos; si los sacerdotes de la Iglesia romana han estado en el seminario con nosotros?”, cuestiona el padre de la Iglesia brasileña Ariel Herrera y llega a su propia conclusión: “Nos atacan y discriminan porque ellos no quieren entender que la ICAB es una obra de Dios. Lo digo desde mi vida y la de mis hermanos sacerdotes”.

Herrera es el único de los ocho curas que acaban de celebrar la misa en esta casa del barrio Minasa que no lleva lentes. Y es el único también que hizo una oración por los suyos: “Quiero pedirte, Dios mío, por mi esposa y mi segundo hijo Thiago Ariel, nacido hace cinco días”.

El Vaticano no acepta a ningún sacerdote casado, reafirma desde la CEB el padre Fuentes: “Los sacerdotes hemos prometido públicamente que íbamos a vivir una vida voluntaria de celibato. Si hay quienes no han podido cumplir esa promesa deben dejar de ejercer el ministerio sacerdotal. No se puede tener una vida doble, especialmente por justicia con  la esposa y los hijos”, argumenta.

La otra Iglesia

Acabada la liturgia, el padre Ariel Herrero Orozco, se presenta: “Estoy en la Iglesia católica apostólica boliviano-brasilera, misión Bolivia. He estudiado en el seminario San Jerónimo en La Paz y he terminado todos mis estudios filosóficos-teológicos. Cuando estaba en el año de pastoral, decidí salirme porque no me sentía conforme con la vida llevaba, había visto que el sacerdocio desde el celibato, si no se lo lleva bien es una vida hipócrita. Luego me enamoré”.

Herrero estaba asignado a la parroquia de Villa Copacabana cuando dejó el ministerio. Han pasado desde entonces 10 años, los mismos que tiene su hijo mayor. En el ínterin se reencontró con el excondiscípulo  Richard Lipacho, ya convertido en obispo de la ICAB, y se sumó a su Iglesia. Como todos los sacerdotes de esa Iglesia, se mantiene con otro oficio: “De los sacramentos no se vive, muchos ni se cobran –dice–, yo tengo un negocio”.

Una liturgia  oficiada por los sacerdotes de la Iglesia brasileña  en un templo de la ladera este.
Fotos: ICAB

Richard Lipacho es abogado. Era párroco del templo del Señor de la Exaltación, en Villa Armonia, cuando, en la universidad donde estudiaba abogacía, conoció a la que hoy es su esposa. Dejar el ministerio –admite– le significó un dilema profundo, lo único que no quería era abandonarla a ella o tener a  mi hijo como si fuera mi ahijado. Yo sé, he vivido con la Iglesia”, dice. Años después encontró a la ICAB.

Fundada en 1945, la Iglesia Católica Apostólica Brasileña fue creada por el sacerdote brasilero Carlos Duarte, crítico al Vaticano y excomulgado. La ICAB cuestionaba la infalibilidad papal, era tolerante con el divorcio y daba la libertad de casarse. Lipacho se hizo su sacerdote y como reunía los requisitos –era casado, había ejercido el ministerio católico durante una década y tenía al menos 40 años–  fue nombrado obispo boliviano de la ICAB.

Casados y célibes

“Nosotros decimos que un sacerdote de la ICAB debe ser un buen esposo si es casado y practicar a plenitud el celibato si es célibe”, reafirma ahora Lipacho. Ha concluido la misa y ya no lleva mitra morada ni báculo sino un hábito gris con estola y solideo colorados. “Porque en la ICAB hay también solteros”.

Uno de ellos es el padre Cleto Calle. “Yo dejé el seminario porque veía que en la Iglesia no hacían lo que predicaban; había discriminación, hipocresía. Estar soltero es una decisión personal, quiero dedicar mi tiempo entero a los estudios”, dice. Ya terminó la carrera de Filosofía y ahora cursa Antropología. De niño fue sacristán en Viacha y ahora ha vuelto a su pueblo como sacerdote de la otra Iglesia. Fue ordenado por su obispo, Lipacho.

“Hay que aclarar que hay 24 Iglesias católicas además de la romana. Nosotros sólo evangelizamos, los donativos que los hermanos nos dan los repartimos a los necesitados”, afirma Calle, quien alterna su ministerio con su trabajo de tramitador.

En Viacha, es el responsable de la iglesia Cristo Resucitado, un templo que construye la ICAB en el terreno donado por los fieles. “Allí haremos un centro para albergar a los desposeídos”, dice.

Donada es también la casa en el barrio Minasa. Doña Aurora decidió dar su vivienda a la ICAB ahora que ya tiene más de 70, dice, porque “quiere mucho a los padrecitos”. Por eso, cada domingo, el que fue su living es ahora  un templo abierto. El pasado domingo, allí, ocho sacerdotes celebraron misa para ocho fieles. En la pared, la imagen en yeso de Cristo crucificado y un cuadro con la imagen de la Virgen de Guadalupe; también, fotos de Carlos Duarte, a quien ha declarado santo, y mantas estampadas con escudos clericales.

La liturgia  del pasado  domingo en la casa-templo de Minasa.

Reformas y no reformas

“Nosotros nos acercamos a la gente. Vamos a sus domicilios para celebrar sacramentos porque eso hacían los apóstoles. No hay tarifas para los sacramentos, son aportes voluntarios de los hermanos –asegura Lipacho–. Pregúnteles a los fieles cuándo les hemos cobrado. Hemos hecho un bautizo masivo de 106 personas para ayudar a la gente que no tenía los certificados de bautismo  que la Corte les pedía y la romana no les quería dar”.

“Los sacramentos que ofician estos señores no tienen la más mínima validez para la Iglesia Católica. Hay que advertir a la gente que ese certificado de bautismo o matrimonio que les da no es válido porque ellos ya no pueden ejercer su ministerio sacerdotal”, reafirma el vocero de la CEB.

El obispo de la Iglesia brasileña dice que la suya es una Iglesia más moderna, pero admite que no acepta reformas mayores. “Mujeres sacerdotisas? No, porque eso no está en el evangelio. Somos un poquito más conservadores. Hemos tenido la reforma del Vaticano II; San Carlos Duarte ha hecho muchas reformas –aceptamos un segundo matrimonio– pero no casamos a personas del mismo sexo”, explica Lipacho.

“No  juzguéis  y no serás juzgado”, es el mensaje del obispo de la ICAB en su sermón en la misa, matizada con guitarra, oraciones en quechua y abrazos de paz entre el incienso. Un padre invita a los fieles a las procesiones de Cuaresma que se avecinan: “Si quieren que la Dolorosa visite sus casas, anótense”. Después, los curas comparten el chocolate caliente que doña Aurora invita. Reparten tarjetas. Se despiden hasta el próximo domingo.

Siete décadas de la  Iglesia  brasilera de Carlos Duarte

En 1945, en la ciudad de Río de Janeiro, el sacerdote disidente de la Iglesia Católica Apostólica  Romana Carlos Duarte fundó la Iglesia Católica Apostólica Brasileña, que plantea, entre otras reformas, la anulación del celibato. Desde entonces  la ICAB se ha expandido a varios países.

A inicios de la década de los 40, Duarte era un duro crítico del régimen de Getúlio Vargas y de la relación amigable que mantenía el Vaticano don éste  y otros gobiernos autoritarios. También rechazaba el dogma de infalibilidad papal, planteaba más tolerancia al divorcio y permitía el matrimonio de los sacerdotes.

En 1944, Carlos Duarte fue detenido por su oposición y denuncias contra altas autoridades eclesiales y un año después fue excomulgado por el Papa.

La insignia  de la Iglesia brasileña, misión Bolivia.

En respuesta organizó la ICAB que dirigió hasta muerte, en 1961, a los 72 años. Falleció siendo casado, con hijos y nietos. En los 60 fue canonizado  por los miembros de su Iglesia.

La ICAB llegó a Bolivia en la década pasada, reclutando sacerdotes que habían sido dimitidos o habían renunciado a la Iglesia Católica. La mayoría de ellos son casados y tienen familia. Hoy son más de 60, según el obispo de la misión boliviana, Richard Lipacho, quien fue ordenado en un cónclave eclesial celebrado en Brasil, sede de su Iglesia.

En 2016, la Conferencia Episcopal Boliviana emitió el comunicado en el que alertaba sobre la ICAB, que “opera con obispos dimitidos  por el Papa y sacerdotes suspendidos por sus obispos por haber cometido alguna irregularidad o falta grave y que sólo buscan lucrar”.

Según Lipacho, la ICAB ha presentado toda la documentación  a la Cancillería para obtener la Resolución Ministerial que autorice su labor en Bolivia. “Ya va a salir estos días”, asegura.

Página Siete

Tendencias