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Conoce la historia de las mujeres albañiles en Cochabamba 

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Conoce la historia de las mujeres albañiles en Cochabamba

  • Mujeres trabajan en una excavación en una obra en la zona de Bella Vista, en el municipio de Quillacollo. | Carlos López
  • Un grupo de estudiantes extranjeras planifica redes de electricidad en una obra en la zona Bella Vista. | Carlos López

A las cuatro de la mañana, mientras la ciudad está en completa oscuridad, sus párpados despiertan sin dificultad. Para ella, el día empieza cuando el sol está ausente y el silencio abunda en la urbe. Margarita Paniagua tiene 41 años y siete hijos. Ni los años ni la maternidad le han impedido trabajar en un oficio en el que ver a una mujer es algo particular. Margarita es una mujer albañil.

“¿De qué voy a tener miedo?”, preguntó a sus hermanos, quienes rechazaron su idea de convertirse en una mujer albañil. “Me decían ‘¿cómo vas a trabajar así, de cosas de hombre? Eso no es para ti’”, cuenta ella con una sonrisa. Pese a los desoladores comentarios, Margarita siguió adelante con lo que se propuso y, liberada de los miedos y segura de lo rápido que podría aprender, empezó su primera obra.

La Fundación de Promoción para el Cambio Socio-Habitacional (Procasha) llegó al barrio de Margarita con la propuesta de modelos cooperativistas y la oferta de capacitaciones en construcción. “Nos preguntaron ‘¿quisieran aprender?’. Ahí fue donde me animé y aprendí varias técnicas con maestros que teníamos”, dijo la constructora. Su primer paso fue una excavación, después, la obra fina.

 

Mujeres albañiles disfrutan su tiempo de descanso.
Carlos López

Dificultades

Las mujeres albañiles cumplen un papel de doble jornada: en el hogar y en la obra. Levantarse a las cuatro de la mañana significa tomarse el tiempo necesario para preparar el desayuno y el almuerzo para los niños. Luego, les espera un largo viaje hasta la obra.

“Yo vivo en el kilómetro 7 de la Petrolera, tomo una movilidad hasta La Cancha, de ahí otra a Quillacollo y de ahí otra hasta Bella Vista, en eso me demoro una hora y media”, dijo Modesta Baltazar, de 40 años.

“Mamá, mucho nos abandonas”, le dijeron sus hijos en repetidas ocasionas, cuando Modesta llegaba a las nueve de la noche para ayudarlos en las tareas. “Pero necesitamos ese dinero, les expliqué y después lo entendieron”, declaró.

 

Alegrías

Marta Gómez pasó años como trabajadora del hogar; hoy eligió el rubro de la albañilería y no piensa dar marcha atrás.

“En ese tiempo, todo era diferente, tenía que lavar, planchar, no había descanso, ahora al menos nos detenemos un momento y compartimos”, manifestó ella. También destaca que gana 150 bolivianos por jornal, mucho más que antes. Explicó que cada vez que necesita ayuda en alguna obra, llama a sus compañeras, quienes acceden inmediatamente.

Actualmente, Margarita, Modesta y Marta trabajan en la construcción de una escuela de agronomía que está a pocos meses de ser entregada. La obra fue diseñada por estudiantes y docentes de la Universidad Técnica de Berlín (Alemania) y financiada por diversas instituciones. Su ejecución comenzó en 2014 y fue realizada por estudiantes extranjeros en colaboración con las mujeres albañiles. Pronto, será destinada como sucursal del Instituto Tecnológico Sayarinapaj.

Durante este proceso, Cecilia Castellón, arquitecta y supervisora de obras, manifestó que el participar en la obra significó un cambio positivo para la Cooperativa Boliviana de Mujeres Constructoras (Cosemco).

“Se trata de un empoderamiento de las mujeres que están trabajando en algo que se creía que no era apto para ellas, pero que lo han conseguido, además de ser partícipes de un intercambio de culturas y conocimientos para retribuir algo a la sociedad”, señaló la supervisora.

Por su parte, las estudiantes de arquitectura que cumplen una pasantía resaltaron el trabajo de las mujeres como único y de gran valor. “Es impresionante su trabajo, porque sabemos que no es a lo único a que se dedican, pero tienen mucha energía, incluso mucha más de la que nosotras contamos, a pesar de llevarnos más de 20 años”, dijo Antonia Breckworldt, estudiante de Alemania. Añadió: “En mis país esto nunca se vio, sólo los hombres construyen”.

 

Una mujer albañil trabaja en la construcción de un pozo.
Carlos López

Cambian roles de género y operan como cooperativa

El ejemplo de las mujeres albañiles es un caso particular que escapa a la realidad boliviana, que vive una constante desigualdad de género. Sin embargo, las mujeres albañiles aún son responsables de todas las tareas del hogar, es decir, este papel les es otorgado aún como irrenunciable, convirtiendo su día en uno de doble jornada.

Su trabajo como albañiles se inició a partir de capacitaciones brindadas por la fundación Procasha bajo el sistema de cooperativas en barrios, donde las mujeres aportaban con su ayuda para edificar o refaccionar las casas de sus compañeras, una vez terminada la obra, se iniciaba con el proyecto de otro hogar. Es decir, se manejan bajo un sistema de “ayllu”, con la seguridad de que la ayuda que depositaban en la obra de una compañera será devuelta cuando sea su turno.

La arquitecta Patricia Dueri destacó el trabajo de las mujeres como una forma de empoderamiento e independización que permite otra perspectiva de los roles de género. Asimismo, señaló que su trabajo es metódico y que, entre sus cualidades, la responsabilidad y compromiso que depositan en la obra es aquello que las distingue.

 

Estudiantes y mujeres albañiles coordinan el trabajo.
Carlos López

PROYECTO ESCUELA

El arquitecto Ralf Pasel, profesor en Universidad Técnica de Berlín, hace más de cuatros años diseña proyectos junto a sus estudiantes para ejecutarlos en zonas donde se requiere infraestructuras que respondan a problemáticas sociales. A través del financiamiento de fundaciones europeas, la organización de la Universidad Técnica elaboró un primer proyecto en Chile, tratándose de la construcción y mejoramiento de barrios periféricos y de escasos recursos. Su segunda obra fue la construcción de la “Escuela de Agronomía de Bella Vista” en Cochabamba, Bolivia. En esta obra participan siete mujeres albañiles y estudiantes de arquitectura extranjeros que trabajan por periodos de tres meses. El proyecto tiene como objetivo generar infraestructuras “ecoamigables”.

TRANSFERENCIA

Además de generar infraestructuras necesarias para responder a necesidades en los campos de educación y salud, el grupo de la Universidad Técnica de Berlín gestiona la “transferencia de conocimientos técnicos, al momento de ejecutar los proyectos planteados, además de generar espacios de intercambio cultural”. “Creemos mucho en la importancia de transferir conocimientos, en este caso aprendimos mucho de las mujeres albañiles y nosotros les transmitimos muchas técnicas nuevas para que las apliquen en un futuro”, señaló Pasel. Asimismo, destacó el compromiso y las ganas de aprender que muestran las mujeres albañiles. “Su trabajo es espectacular, y me emociona el corazón cada vez que lo veo, es un gran tema el que puedan trabajar en el campo de la construcción”, añadió.

COMPROMISO

A través del contacto de la sucursal de Berlín de la Fundación “Cristo Vive”, dedicada a la promoción social, económica y cultural sin fines de lucro con la de Bolivia, se contactó a las mujeres albañiles para que puedan ejecutar la escuela de agronomía.

“El hecho de que nuestro país cuente con mujeres que se atreven a desafiar las normas culturales de hacer un trabajo que se dice que es sólo para varones es deseable y les ha permitido independizarse e ir más allá de patrones culturales impuestos”, manifestó Mercedes Gutiérrez, directora de la fundación Cristo Vive Bolivia. Destacó el compromiso y el ritmo constante de trabajo de las mujeres albañiles que ha permitido que sean contratadas por diferentes empresas que confían en su trabajo.

Fuente: Los Tiempos

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