En el Gobierno entraron en contradicciones sobre el vuelo de Chile a Bolivia en medio de la cuarentena. El director de Migración, Marcel Rivas, informó que se trataba de 25 personas con problemas de salud, principalmente, mientras que la Cancillería, poco después, sostuvo que se trata de 36 personas.

Es más, Rivas explicó que el trámite del vuelo data de hace 25 días. “¿Por qué hemos tardado tanto? (por) la coordinación con la Cancillería, Ministerio de Gobierno y de Salud, dentro de esos 25 ciudadanos existen enfermos terminales, con problemas de salud, hay personas de la tercera edad que no tienen quien los cuide”, justificó.

Más tarde, la Cancillería emitió un comunicado en el que aseguró que se trata de 36 personas y no de 25 como había señalado Rivas. Cumplirán una cuarentena y su costo, «tanto del espacio físico como de la alimentación, serán pagados por esas personas, para el Estado no significará ningún costo ni gasto», refiere el comunicado oficial.

La Cancillería detalló que se trata de personas que se encontraban en Chile “por tratamiento médico en diferentes hospitales y contrataron una aeronave Ecojet para que los recoja”.

Rivas aseguró antes que la mayoría tiene problemas de salud graves y otros la necesidad de retornar para cuidar a sus padres. No salieron de turismo, sino por problemas de salud, aseguró en defensa de la autorización de vuelo.

El ingreso se da en momentos en los que no se permite el paso de centenas de bolivianos que llegaron hasta la fronteriza Colchane. Este martes hubo incidentes ante la presión para ingresar y la resistencia de los militares, encargados del resguardo de la frontera.

“Los aviones no entran como Pedro por su casa”, matizó Rivas en una entrevista en el canal estatal.

El vuelo no fue solidario porque los pasajeros se pagaron el pasaje de la aeronave que salió de Bolivia. Fue cuestionado del por qué no se actuó de la misma manera con ciudadanos en Brasil, que esperaban retornar por vía aérea y no se les permitió. Dijo que no hay comparación, ya que esos bolivianos salieron por turismo y otros eran residentes en Brasil.

Fuente: La Razón