Conecta con nosotros

Política

El daño está hecho, políticos pierden la credibilidad en estas elecciones

Publicada

el

(Infodiez-21/09/20)

Por Guido Pizarroso Duran

Las veleidades de los políticos han ocasionado graves daños al país y junto a la corrupción, la infidelidad ideológica, las deslealtades y defecciones, son causa del desengaño de la población y la pérdida de credibilidad en los partidos y dirigentes. Una nueva muestra de esta relación se da con la tardía decisión de la presidente Jeanine Áñez de renunciar a su candidatura a la Presidencia a un mes de las elecciones, dejando un problema mayúsculo al Órgano Electoral, que por el momento nada pueda cambiar. Recordemos que Áñez llegó a la Presidencia por efecto de las previsiones de la sucesión presidencial.

La situación se dio al quedar acéfalos la Vicepresidencia del Estado y las Presidencias del Senado y la Cámara de Diputados, en una controversial decisión que, ya sea por el desbande de los cabecillas del MAS, y el desconcierto de los que quedaron, se logró la asunción de la senadora Áñez. Pese a no tener apoyo en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) recibió el respaldo de todas las fuerzas, para encontrar una salida política que permita salvar el vacío de poder que se produjo con la fuga de Evo Morales y su entorno y buscar la pacificación. En ese momento, el principal objetivo era ir a nuevas elecciones limpias.

El nuevo escenario se mostró como una esperanza para defender la democracia, y una apertura de oportunidades para los movimientos diversos que aglutinaron a la oposición al régimen autoritario del MAS, que fueron los que denunciaron el fraude electoral, organizaron la resistencia y lograron la renuncia, no solamente de Evo Morales, sino del gobierno masista y de la cabeza de la Asamblea Legislativa. La mayoría parlamentaria, sin la guía que siempre ordenó y dispuso las decisiones en la ALP, quedó a la deriva y se resignó a coordinar con el nuevo gobierno varias leyes y acciones para retomar el cauce de gobernanza. Comenzó a aglutinarse la defensa del proceso democrático y se convocó a nuevas elecciones dejando fuera a Evo Morales.

Todo parecía marchar hacia un nuevo escenario en el que parecía posible un verdadero cambio. La confianza en el nuevo gobierno creció y la esperanza parecía tener un claro horizonte. Pero los oportunistas comenzaron a levantar las voces para que Jeanine se quede. Ella, en varias oportunidades declaró que no tenía pretensiones de ser candidata, que le guiaba el deber y compromiso que había asumido, de llevar adelante unos comicios transparentes. Efectivamente, el mandato que recibió era para hacer posible las nuevas elecciones y lo primero que se hizo fue, precisamente, designar a los nuevos vocales del Tribunal Supremo Electoral, y acordar con la ALP, una nueva ley para la convocatoria a elecciones generales.

Todo machaba bien, la ciudadanía y los partidos políticos e instituciones democráticas respaldaban el nuevo proceso, hasta que el 24 de enero de este año, la presidente provisional, pese a sus anteriores promesas, tomaba otro rumbo y anunció su candidatura por la alianza Juntos. Inmediatamente surgió el apoyo de muchos que creían en una posibilidad; el cálculo político ganó al análisis objetivo; la decepción de muchos fue grande, como enorme fue la felicidad del MAS que vio abierto su camino para recuperar fuerza, frente a la inminente dispersión de todos los grupos que hasta ese momento latían unidos contra el MAS, que encontró su mayor fortaleza en el poder de la Asamblea Legislativa, que vio que podía ponerle freno al gobierno de transición, porque había perdido la base de su sustento. De esta manera frenó al gobierno en todas sus iniciativas, bloqueando su gestión.

El panorama cambió radicalmente porque Áñez se convirtió en Presidente y candidata, a la vez. Las voces que cuestionaban esta ambivalencia crecían día a día, y el gobierno, que captó tanta simpatía, comenzó a mostrar equivocaciones, omisiones imperdonables en un momento tan crítico al comenzar la pandemia, que en ese momento debió ser la principal preocupación del gobierno. No se compraron oportunamente los equipos de bioseguridad, medicamentos y respiradores. La mira ya estaba centrada en las elecciones, y el nuevo oficialismo necesitaba tiempo, por lo cual gestó una maniobra para la postergación de la fecha de los comicios, y simultáneamente, se descubrieron hechos de corrupción, primero en ENTEL, luego con la compra de respiradores, y siguió la serie de denuncias que hasta ahora no cesan. Si el MAS tiene el record de actos de corrupción en casi 14 años, el gobierno de transición -de comprobarse todas las denuncias- habrá batido otro record: el de mayor cantidad de hechos punibles en el menor tiempo posible.

La renuncia de Áñez llegó, desgraciadamente, muy tarde para devolver los impulsos que hubo al inicio para unirse y enfrentar al MAS. Hoy las fuerzas están dispersas y luego de haberse sembrado el antagonismo y la discordia entre las organizaciones políticas contrarias al anterior régimen, es imposible eliminar las heridas que deja la guerra sucia. Pretender que nada ha pasado, cuando ya todo está dicho y sembrado, queda en un gran vacío, ya que como informó el Presidente del Tribunal Supremo Electoral, “el proceso de impresión de las papeletas está muy avanzado” y continuará con las características que ya tiene y bajo ninguna circunstancia se modificará. “Hay tiempos logísticos y técnicos que el Tribunal Supremo Electoral debe asegurar para tener todo adecuadamente distribuido para un desarrollo, sin contratiempos, de las elecciones del 18 de octubre”, explicó Salvador Romero.

La Ley 026 de Régimen Electoral, en su artículo 108 establece que “únicamente podrán sustituirse (las candidaturas) por causas de renuncia, inhabilitación, fallecimiento, impedimento permanente e incapacidad total, acreditados fehacientemente ante el Tribunal Electoral”, y además deber presentarse 45 días antes de las elecciones. Por la inhabilitación, fallecimiento, impedimento permanente e incapacidad total hasta tres días antes del día de votación, pero no es el caso actual. Ya no se puede suplir candidaturas y menos imprimir nuevas papeletas. El daño está hecho, y pretender poses de renunciamiento y unidad, resultan tardías, incongruentes con la realidad y carentes de propiedad con los hechos.

Tendencias