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El primer presidente argentino fue boliviano 

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El primer presidente argentino fue boliviano

El maestro rosarino Gustavo Bessolo acaba de publicar en su muro de facebook, datos de nuestra historia en tiempos fundacionales de nuestra Patria,  los que resultan reveladores y sorprendentes, pero a la vez son una paradoja que deja mal parado al Canciller argentino, que por su cargo y responsabilidad institucional no debería desconocer.

“Santa Fe y Buenos Aires fueron fundadas por paraguayos. Jujuy, Salta y Tucumán por peruanos. Mendoza, San Juan y San Luis por chilenos. Gran parte de las familias coloniales porteñas descienden de portugueses provenientes del Brasil”, comienza el texto del escritor rosarino.

Asimismo, el historiador recuerda que “Nuestro primer presidente, Cornelio Saavedra, era de origen potosino, hoy diríamos boliviano”,  y que “En la guerra de independencia los primeros en enviar auxilios al gobierno rebelde de Buenos Aires fueron chilenos”.

“San Martín ni siquiera pensó en cobrar arancel para liberar, con un ejército argentino chileno, al Perú. De hecho desobedeció al gobierno porteño para continuar su campaña”, en tanto que “Juana Azurduy, su esposo Padilla y las niñas de Ayohuma eran bolivianas. Así como muchos de los firmantes de la declaración de independencia”.

También Bessolo señala que el “Acta de Independencia hablaba de Provincias Unidas en Sudamérica. Artigas, oriental, protegió a Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos de las fuerzas porteñas que pretendían invadirlas”, y que la primera constitución de nuestro país que fue la santafesina, “daba ciudadanía a los nativos de la provincia y a todos los americanos”.

“En 1853 se estableció por ley suprema que los beneficios constitucionales alcanzaban a todos los hombres (mujeres incluidas) del mundo que quieran habitar el (despoblado) suelo argentino”, y en tal sentido, “Los gauchos de Urquiza y de Varela se negaban a pelear contra el pueblo hermano de Paraguay”.

“Podríamos seguir con nuestras ciudades levantadas por albañiles de todos los orígenes, últimamente paraguayos, nuestras verduras cultivadas por quinteros bolivianos y nuestro petróleo extraído con el aporte de obreros chilenos”, sostiene Bessolo en su revelador texto.

“Los peruanos ofrecieron apoyo y soldados para pelear por Malvinas. Nos refugiamos muchas veces, de uno y otro bando, en los países vecinos…o no tan vecinos pero generosos como México. Les abrimos las puertas a los exiliados de todas las guerras, a veces incluso a quienes no lo merecían…”.

“Ninguno de ustedes puede mencionar a sus abuelos o bisabuelos sin nombrar al menos un país extranjero”, subraya el escritor rosarino.

Por último, Bessolo finaliza su texto diciendo: “Esa es la Argentina de la cual estar orgullosos. La de la Universidad pública y gratuita. La de la salud pública universal. La de la mano tendida. La que acuñó el término gauchada. La otra, la minúscula y racista argentina, no es mi patria sino una horrible caricatura que imponen aquellos a los que no les importan patrias o pueblos y cuya única lealtad es el dinero mal habido”.

TEXTO COMPLETO DEL MAESTRO ROSARINO, GUSTAVO BESSOLOÑ

Santa Fe y Buenos Aires fueron fundadas por paraguayos. Jujuy, Salta y Tucumán por peruanos. Mendoza, San Juan y San Luis por chilenos. Gran parte de las familias coloniales porteñas descienden de portugueses provenientes del Brasil.
Nuestro primer presidente, Cornelio Saavedra, era de origen potosino, hoy diríamos boliviano.
En la guerra de independencia los primeros en enviar auxilios al gobierno rebelde de Buenos Aires fueron chilenos.
San Martín ni siquiera pensó en cobrar arancel para liberar, con un ejército argentino chileno, al Perú. De hecho desobedeció al gobierno porteño para continuar su campaña.
Juana Azurduy, su esposo Padilla y las niñas de Ayohuma eran bolivianas. Así como muchos de los firmantes de la declaración de independencia.
El Acta de Independencia hablaba de Provincias Unidas en Sudamérica.
Artigas, oriental, protegió a Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos de las fuerzas porteñas que pretendían invadirlas.
Nuestra primera constitución, la santafesina, daba ciudadanía a los nativos de la provincia y a todos los americanos.
En 1853 se estableció por ley suprema que los beneficios constitucionales alcanzaban a todos los hombres (mujeres incluídas) del mundo que quieran habitar el (despoblado) suelo argentino.
Los gauchos de Urquiza y de Varela se negaban a pelear contra el pueblo hermano de Paraguay.
Podríamos seguir con nuestras ciudades levantadas por albañiles de todos los orígenes, últimamente paraguayos, nuestras verduras cultivadas por quinteros bolivianos y nuestro petróleo extraído con el aporte de obreros chilenos.
Los peruanos ofrecieron apoyo y soldados para pelear por Malvinas. Nos refugiamos muchas veces, de uno y otro bando, en los países vecinos…o no tan vecinos pero generosos como México. Les abrimos las puertas a los exiliados de todas las guerras, a veces incluso a quienes no lo merecían…
Ninguno de ustedes puede mencionar a sus abuelos o bisabuelos sin nombrar al menos un país extranjero.
Esa es la Argentina de la cual estar orgullosos. La de la Universidad pública y gratuita. La de la salud pública universal. La de la mano tendida. La que acuñó el término gauchada.
La otra, la minúscula y racista argentina, no es mi patria sino una horrible caricatura que imponen aquellos a los que no les importan patrias o pueblos y cuyo única lealtad es el dinero malhabido.

Fuente: El Faro Colon

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