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Política

El TSE puntualiza detalles para las elecciones presidenciales

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(Infodiez-28/01/20)

Bolivia ha cruzado el umbral de los cien días previos a la jornada de votación del domingo 3 de mayo. Luego de la convocatoria y la aprobación del calendario, las actividades programadas se han cumplido en tiempo y forma. Si bien todas son importantes para asegurar un proceso confiable, dos merecen destacarse.

Por un lado, concluyó el proceso de empadronamiento en Bolivia y en los cinco países donde se tiene un registro permanente. Pese al escaso tiempo de preparación para esa labor, algunas complicaciones logísticas que pudieron presentarse y el lapso muy corto para su desarrollo, la respuesta estuvo a la altura de los antecedentes de la vocación participativa de la ciudadanía. Se registraron alrededor de 135.000 nuevas inscripciones, que corresponden ampliamente a los jóvenes, y alrededor de 230.000 actualizaciones de domicilio.

Estas dos dimensiones se suman a la depuración de fallecidos que todavía continúa y que se realiza de manera conjunta con la sociedad. Desde septiembre se han depurado alrededor de 20.000 registros de fallecidos. Estas tres dimensiones establecen el marco del saneamiento del padrón.

Bolivia acudirá a los comicios con un padrón inclusivo, actualizado y depurado. Por otro lado, se cerró el período de las alianzas entre organizaciones políticas. Esta etapa, junto con la próxima que vence el 3 de febrero, y que corresponde al registro de los candidatos, marca el inicio de la competencia de las fuerzas políticas para conseguir la adhesión de los votantes. Es, por lo tanto, un tiempo en el cual se agitan pasiones, se avivan tensiones y se encienden polémicas. Ellas tienen un impacto acentuado en la sociedad y en el mismo sistema de partidos porque el proceso sociopolítico que vive Bolivia es aún frágil.

Por lo tanto, la mesura, el sentido de la responsabilidad y la ponderación se imponen como requisitos centrales para el conjunto de los actores políticos, institucionales y sociales. Frente a ellas, la misión del TSE es aún más importante que en un escenario ordinario. El organismo electoral en su integridad, en sus niveles nacional y departamental, la asume plenamente y con firmeza, la ejerce sin concesiones ni flaquezas, la manifiesta y ratifica como un compromiso con el país. En ese sentido, subraya y recuerda que conduce y conducirá unas elecciones limpias y transparentes, cuya verdad última es el respeto escrupuloso del sufragio.

Para ese fin, trabajará con la solvencia técnica que ofrece la certeza que todas las actividades se ejecutan con la seriedad y prolijidad necesarias para alcanzar un resultado seguro y eficiente. Sobre todo, de manera tan o más importante, se apegará a la imparcialidad política, que implica la independencia frente a los otros Poderes del Estado y las instituciones, así como la equidistancia y la neutralidad frente a todas las candidaturas, por lo tanto, la ausencia de sesgos a favor o en contra de cualquiera de ellas, juzgadas únicamente a través del prisma de la ley. Esta conducta técnica e institucional idónea, libre de ataduras e injerencias de cualquier naturaleza, se orienta exclusivamente a precautelar el interés colectivo y común que representa la construcción de la democracia que anhela la ciudadanía en esta compleja coyuntura histórica.

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