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Economia

Escenario post pandemia: El nombre del juego es, reinventarse para sobrevivir

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(Infodiez-26/05/20)

En los últimos años Bolivia no ha sido el escenario ideal para que la industria se desarrolle. La incongruencia entre las políticas salariales y la productividad, el régimen cambiario estático o la inflexibilidad de las normativas laborales han ralentizado el desarrollo industrial. Hoy, con los nuevos desafíos planteados por la pandemia global, el sector podría ingresar en crisis, con la consecuente pérdida de empleos, advierten Ibo Blazicevic y Daniel Sánchez, dos empresarios industriales que participaron del seminario: Nuevas Formas de Entender la Productividad Post Covid-19 organizado por Rodriguez & Baudoin.

Pese a que aporta el 16% de los impuestos al erario nacional, aunque representa el 16.7% del Producto Interno Bruto, no obstante, emplea a 600 mil personas… la industria se desarrolla en un ambiente hostil en el país donde en los últimos 14 años el salario se ha incrementado en 382%, muy por encima de todos los países de la región donde, por añadidura, la productividad es mayor. “Pagamos un salario muy alto en Bolivia y obtenemos a cambio una productividad muy baja”, resume Ibo Blazicevic, presidente de la Cámara Nacional de Industrias y Director de Relaciones Institucionales de Cervecería Boliviana Nacional.

“El único camino de una empresa para crecer, para ser más competitiva, es incrementar la productividad a través de la producción, la disminución de costos, la optimización de tiempos de producción y el uso de tecnología”, complementa Daniel Sánchez, presidente del Instituto Boliviano de Normalización y Calidad (IBNORCA) y expresidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia.

Para Sánchez, el mundo no estaba preparado para esta pandemia, al ser un fenómeno inesperado, nadie pudo tomar previsiones de lo que se venía y la consecuencia es que la pandemia está ralentizando a muchas industrias y el freno en el desarrollo productivo, a su vez está ralentizando al país.

Blazicevic sostiene que la Cámara de Industrias propone una política industrial para la Bolivia del Siglo XXI, que tome en cuenta el escenario post COVID-19. Esta propuesta está asentada en cuatro pilares:

Una política comercial de inversiones, de apertura de mercados, de vinculación logística, de facilitación del comercio exportador, en suma, una política de inversiones que promueva el desarrollo industrial.

Los industriales, según Blazicevic, proponen que desarrollo minero e hidrocarburífero debería enfocarse no solamente como exportación de materias primas, sino también debería actuar como demandante y a la vez como insumo de productos industriales bolivianos.

“Necesitamos, una política laboral que sea mucho más flexible que nos permita crecer y achicarnos de manera mucho más flexible a la que podemos hoy”, dijo al mencionar el tercer pilar.

Y finalmente, añadió que el país requiere de un desarrollo agropecuario que tenga una política adecuada de tierras, que permita la industrialización de los alimentos, particularmente de los llamados súper alimentos, “eso es muy importante para llegar a nuevos nichos de mercado con alto valor agregado”, concluyó.

Daniel Sánchez lamentó que durante las dos últimas décadas los incrementos salariales y otros beneficios dictados “por decreto” no hubiesen tomado en cuenta factores como la productividad.

“Los trabajadores se han acostumbrado a recibir cada Primero de Mayo un incremento de salario vía decreto, independientemente de si hacían bien o no su trabajo.

Desde el punto de vista macro, sostuvo, las empresas bolivianas han ido perdiendo productividad y competitividad, no solamente con los incentivos laborales, sino también con la política monetaria del cambio fijo vigente desde el año 2004.

El empresario también echó luces sobre un tema vital. “Las empresas hemos identificado que una fuerza laboral con educación inadecuada es uno de los obstáculos más graves para el crecimiento y la productividad”, explicó.

Sin embargo Sánchez señala que la actual crisis debe ser aprovechada como una oportunidad para dar saltos tecnológicos, para mejorar la infraestructura de Internet en el país y para utilizar las herramientas que, pese a que teníamos a disposición, no supimos utilizar.

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