Homenaje a Marcelina Meneses, la mujer boliviana que murió en las vías del tren en Avellaneda

del Comité de Naciones Unidas por los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias – Coordinador del Programa de Migración y Asilo del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Lanús.

Cierre musical: Compañía y escuela de danza ” Sariri del Ande”

¿Quién era Marcelina?

Marcelina Meneses era boliviana y había nacido en Cochabamba. Tenía 30 años, tez morena y pelo negro como la noche; su contextura era robusta y era de mediana estatura. Era una deportista apasionada: se dedicaba a dar clases de tenis profesional en la escuela municipal de tenis de la ciudad de Cochabamba. Era madre soltera; tenía una hija, Ximena, que había nacido con un defecto congénito de cadera. Por eso, Marcelina destinaba todos sus ingresos para ahorrar para la operación de su niña. Ese fue el motivo de su migración a la Argentina: trabajar para juntar dinero y pagar la operación de su hija.

En la Argentina conoció a Froilán Torres, también de nacionalidad boliviana. Se casaron y con él tuvo dos hijos, Jonathan y Joshua. Froilán tiene una hermana; Reina Torres, para quien Marcelina, más que una cuñada, era la hermana que nunca tuvo, era su mejor amiga y su comadre ya que Reina, era la madrina de Joshua. Después del asesinato de Marcelina y Joshua, Reina comenzó la búsqueda de justicia. Entre tanto, su hermano y su sobrino Jonathan empezaron tratamiento psicológico que persiste hasta el día de hoy. Sus vidas nunca más fueron las mismas desde ese 10 de enero del 2001.

Una causa, un testigo y ningún culpable

La investigación recayó en el Fiscal Andrés Devoto de la UFI N°1 de Lomas de Zamora. En un principio fue caratulada como “Averiguación causales de muerte”. La falta de testigos y pericias para saber quién mató a Marcelina y Joshua hicieron que tres veces intentaran cerrar la causa. El único testigo que se presentó fue Julio Giménez. Contó lo que vio, y si bien fue investigado y hostigado acusándolo de ser parte “de una mafia de juicios a los trenes”, él siempre mantuvo su declaración. En el transcurso de la investigación, Giménez fue despedido de su trabajo arbitrariamente por pedir “muchos permisos” para ir declarar cuando así lo requerían desde el juzgado. Durante 2010, sin trabajo y enfermo por un accidente cerebro vascular, el testigo falleció.

En el juicio penal no se encontró culpables por el asesinato de Marcelina Meneses y Joshua Torres, aunque metafóricamente hablando se podría decir que las culpables son la xenofobia y la discriminación que aún persisten en la sociedad argentina. Por la vía civil se dictaminó un resarcimiento económico, pero que sumado a los costos de vida no llegaron a ser ni la mitad de lo que debería haber sido. Sin embargo, es evidente señalar que la vida humana no tiene precio.

Cambia, todo cambia

En la actualidad la causa del asesinato de Marcelina Meneses y su bebé Joshua Torres ha servido de fundamento para la elaboración de tesis, informes y manuales de derechos humanos. A trece años de su asesinato, hay un cambio en la sociedad y en las políticas públicas, producto de ello es la Ley de Migraciones N° 25.871 que en concordancia a la carta magna de la Argentina, deja asentado que las y los migrantes tienen acceso a todos los derechos independientemente de su estatus migratorio. No obstante, desde instituciones estatales y de la sociedad civil siguen señalando que hay mucho por hacer para llegar una sociedad equitativa e inclusiva, sin discriminación, racismo ni xenofobia. Fuente diarios y revistas.