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Jueces y fiscales cómplices del negocio millonario de los falsos garantes en La Paz

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Los falsos juramenteros ofrecen ser testigos o prestar documentos de trabajo, vivienda y otros. Incurren en el delito de falso testimonio, el cual no contempla cárcel.

En las gradas del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz (TDJ) hay dos mujeres sentadas, al parecer no tienen prisa y rompen con el panorama diario de ajetreos en los juzgados. Una señora se les acerca: “¿Testigo?”, les pregunta tímidamente. Con desconfianza, las consultadas asientan con la cabeza.

Ellas son dos de un grupo de las llamadas “falsas juramenteras” que están en los juzgados para garantizar domicilio y trabajo de personas procesadas, pero además sirven de testigos.

Todo lo hacen a cambio de dinero. Los falsos garantes cobran desde 500 hasta 6.000 bolivianos, esto  depende del tipo de certificado que el litigante requiere.

Inés L. sale  del Juzgado Quinto Cautelar y comenta que   el juez le pidió dos garantes solventes a ella y otros dos a su esposo por un caso de falsedad material. ¿De dónde voy a sacar?, se pregunta la mujer. La secretaria del juzgado le responde: “De afuera, señora”.

El abogado de Inés L. parece que sabe más. “No te preocupes, aquí están”, le dice y le señala a dos mujeres sentadas en el quinto piso de los juzgados. “¿Qué necesitas?, ¿casa, trabajo o testigo?”, le ofrece una de ellas.

Inés L. lleva el proceso hace dos años. Le vendieron una casa en la zona de Villa Fátima con algunos documentos falsos. Pero la Fiscalía la acusó   y para no ir a la cárcel el juez le pidió dos garantes. “A cada una de las testigos le pagué 1.500 bolivianos”, cuenta la mujer después de haber “contratado los servicios” de esas falsas juramenteras.

A Juana M., de 37 años, le pasó algo parecido. Ella necesitaba un certificado de domicilio. “¿Qué quieres, testigo o certificación?”, le pregunta una de las falsas garantes. La mujer le responde: “certificación de casa” y en respuesta recibe un: “Te va a costar carito”.

Pero a Juana M. no le importó el costo de ese documento, lo único que quería era que  su hermano recobre su libertad  de la cárcel de San Pedro, después de estar seis meses recluido.

En la audiencia de cesación le pidieron que acredite familia, trabajo y casa, pero la dueña del inmueble no le quiso prestar los documentos  de su vivienda. “Encontré a esta señora. Luego de hacer el trato me dio los documentos de su vivienda, fui a presentar al juzgado para que  fijen día y hora para que el verificador  vaya  a la casa. Así logré que mi hermano obtenga su libertad (…) he pagado 6.000 bolivianos”, dice la mujer.

El abogado Andrés Zúñiga explica que los falsos garantes incurren en el delito de falso testimonio, cuya pena es de uno a 15 meses, por lo que los acusados no entran a la cárcel. “Es un delito de orden público porque va en contra de la actividad judicial”.

Sin embargo, si los falsos garantes van a testificar en un juicio, la pena es de uno a tres años.

Dos fiscales, que pidieron no ser identificados, coinciden en que ya se conoce “el trabajo” de los falsos juramenteros en La Paz. Siempre se presentan en las audiencias. “Pero  es competencia de los jueces constatar los nombres de los testigos o los documentos que presentan para que sean válidos”, dijo uno de ellos.

El 28 de junio de 2019, el viceministro de Régimen Interior, José Luis Quiroga, informó que se había desarticulado una banda  que se dedicaba a ofrecer servicios como testigos y garantes de peligrosos antisociales con el fin de que el juez descarte riesgos procesales. Los  integrantes vendían documentos falsos; todos fueron remitidos a la cárcel.

Desde esa fecha, la presencia de los falsos garantes en los juzgados de La Paz mermó. Sólo se observa a unas cuantas mujeres que deambulan por las oficinas.

Al margen de pagar el costo del “servicio”, los litigantes deben ofrecerles refresco o algún alimento “como una forma de agradecimiento”, según Juana M.

Fidel P. relata que hace seis meses tuvo una pelea con otra persona, a quien le rompió la cabeza después de salir de un local de diversión. El afectado lo denunció y se abrió un proceso por intento de homicidio.

Para desvirtuar la acusación acudió a una falsa testigo. La mujer se presentó en la audiencia, juró ante el juez y contó: “‘Sí, así ha pasado, yo he visto cómo el otro le ha pegado a Fidel P.’,  y el juez le preguntó cómo yo estaba vestido, a qué hora ha pasado y ella respondió sin problema”, cuenta. Le pagó 500 bolivianos por eso.

Los falsos garantes son conocidos de los secretarios de los juzgados y los mismos abogados, hay antiguos y nuevos en ese delito, pero todos son requeridos.

 

TDJ pidió planillas para identificar a “juramenteros”

El presidente del Tribunal Departamental de Justicia (TDJ) de La Paz, Gróver Cori, informó que se reunió con los jueces de los tribunales cautelares para que remitan las planillas de registros de las falsas juramenteras y  éstas sean remitidas al Ministerio Público.

“He hablado con ellos  para que nos hagan llegar estas planillas y así  cruzar información,  identificar a estas personas  para que podamos hacer los registros y que  sean derivadas a  la Fiscalía”, indicó.

El presidente del TDJ aclaró que al momento de remitir esas listas al Ministerio Público no lo harán como denunciantes, sino para que la investigación se amplíe a las personas identificadas, debido a que ya hay  un proceso abierto en la Fiscalía  contra la falsas juramenteras.

El 28 de junio, la Policía desarticuló una organización criminal que estaba conformada por cinco juramenteras, quienes se ofrecían a ser testigos y garantes de peligrosos delincuentes.

El presidente del TDJ informó que también se reunirá con los jueces de los tribunales de sentencia, “que son los que más conocen a estas personas cuando determinan darles  medidas sustitutivas a un  acusado que presenta todos sus documentos”.

En muchos casos, los falsos testigos operan con abogados y secretarios de los juzgados, quienes acostumbran a verificar el domicilio o trabajo de los acusados. Para eso los procesados recurren a los falsos garantes.

 

Garante y litigante llegaron a comadres

Juana M. dijo que la falsa juramentera terminó siendo su comadre después de haberla contratado como testigo. Contó que el verificador que llegó a la casa de la juramentera le preguntó de quién era la casa. “De mi comadre, ella le ha bautizado a mi hijo menor”.

Desde ese día ambas mujeres, cuando se ven en la calle,  se saludan o se despiden con esa cercanía.

Juana M. agregó que si no hubiera sido por la falsa juramentera, su hermano continuaría en la cárcel, pues la dueña de casa no le quiso prestar documentos.

 Conocidos de jueces y abogados  

Inés L. reveló que en los juzgados trabajan juntos jueces, abogados y los falsos juramenteros.

Contó que hay falsos garantes que operan dentro de los juzgados y otros, los nuevos, que esperan a los litigantes afuera, en los alrededores del Tribunal Departamental de Justicia (TDJ). Denunció que hay jueces, secretarios y abogados que los conocen.

Fuente: Página Siete

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