Economia

La economía boliviana, una locomotora de Sudamérica 

Publicada

el

Este martes, con presencia del Jefe de Estado, el presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Pablo Ramos, y el ministro de Economía, Mario Guillén, se presentó el libro 12 años de estabilidad económica de Bolivia —escrito por el propio Guillén—, que hace una radiografía del modelo económico nacional y sus logros en los 12 años del Proceso de Cambio.

Más allá de la polémica, interesada en muchos casos, sobre el segundo aguinaldo, la realidad es que la noticia de que la economía de Bolivia —medida en su Producto Interno Bruto (PIB)— crecerá en torno a 4,6% este año, mientras la mayor parte de las economías latinoamericanas decrecen o no superan un crecimiento de 2 puntos, es algo que debemos dimensionar en su justa medida.

Si miramos las gráficas del texto presentado, podemos ver que, en 2016, mientras Bolivia crecía al 4,3%, la economía brasileña decrecía un -3,5% y la argentina también decrecía un -1,8%. En algunos años, como 2008 y 2013, Bolivia llegó a crecer a tasas chinas (6,15% y 6,80%).

Otros indicadores fundamentales para ver el progreso como sociedad son la reducción de la extrema pobreza, que en 2005 era de 38% de la población, a menos de la mitad (y continúa bajando, con una previsión para 2025 de llegar a 0), o el desempleo urbano, que pasó de 8,1% de la población en 2005 a 4,5% en 2017.

Detrás de los números fríos hay una serie de decisiones políticas sobre un modelo, la principal: la nacionalización de los hidrocarburos en 2006 (y posteriormente, de otros sectores estratégicos), que permitió pasar de un PIB de menos de 10.000 millones de dólares en 2005, a uno que ya alcanza los 40.000 millones en 2018, y con una previsión de crecimiento que puede llegar a colocarlo en 2025 en 50.000 millones de dólares.

Si miramos los datos de inversión en salud o educación, también son dignos de admiración. En 2005, el presupuesto asignado a salud y deportes era de 2.468 millones de bolivianos, mientras que en 2017 fue de 18.304 millones de bolivianos (más de 2.600 millones de dólares, un incremento del 642%). En lo que respecta a la educación, el presupuesto en 2005 era de 3.256 millones de bolivianos, pasando en 2017 a ser de 20.302 millones de bolivianos (casi 3.000 millones de dólares), un incremento del 524%.

Todos estos aumentos que han permitido una mejora sustancial de la economía boliviana, que es la locomotora que tira y mejora los porcentajes de crecimiento del PIB de Sudamérica y América Latina, son fruto de un proyecto político basado en el crecimiento sostenido a partir de la nacionalización de los hidrocarburos y su posterior industrialización, para —a partir de ello— efectuar un proceso de redistribución de la riqueza que mejore las condiciones materiales de vida de las y los que menos tienen.

El reto que tiene el gobierno del Proceso de Cambio, para el período 2020-2025, es dar un salto en la industrialización de los recursos, y no sólo construir más hospitales o escuelas, sino construir una verdadera salud y educación de calidad, para lo que se están dando pasos importantes. Salud y educación, junto con una transformación de la justicia, seguirán siendo las principales demandas ciudadanas en la campaña electoral que se nos avecina, y para ello, el modelo económico boliviano es una buena base para seguir construyendo esa nueva Bolivia que ahora sí está en capacidad de mirar al futuro.

Nota de opinión del periódico el Cambio

Tendencias

Salir de la versión móvil