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La extradición de Battisti, el “trofeo” que se le escapó a Bolsonaro y lo ganó Evo 

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La captura y repatriación a Italia del exmilitante de extrema izquierda Cesare Battisti fue celebrada con los tuits triunfalistas de los gobiernos de ultraderecha de Roma y Brasilia, pero la que se perfilaba como una victoria clara de Jair Bolsonaro acabó con un dejo de frustración, según analistas.

El nuevo presidente brasileño soñaba con quedar como el responsable de la entrega a las autoridades italianas de alguien a quien definió como un “bandido travestido de refugiado político”. Lo había prometido en campaña y reiterado en varias ocasiones, pero el domingo solo pudo limitarse a felicitar por Twitter a los responsables de su captura.

 

Aseguró que finalmente “se hará justicia”, aunque en sus mensajes no hubo mención alguna a las autoridades bolivianas.

Que Cesare Battisti fuera capturado en el país andino después de burlar con facilidad a la policía brasileña con medio mundo mirando era un revés que no estaba previsto.

Aún más duro teniendo en cuenta que Bolivia está gobernada desde el 2006 por el izquierdista Evo Morales, quien siempre mantuvo una estrecha relación con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), odiado por Bolsonaro y hoy preso por corrupción.

Battisti, de 64 años, fue juzgado en ausencia en Italia en 1993 y condenado a perpetuidad por cuatro homicidios, que él niega, a finales de 1970. Vivió 15 años en Francia y se hallaba en Brasil desde el 2004.

“El caso Battisti es una humillación total”, estimó el editorialista Leandro Colon el lunes, en el diario “Folha de Sao Paulo”.

“Después de abrigar a un terrorista, Brasil no impidió su fuga del país y encima tuvo que tragar su expulsión por el vecino”, añadió.

Para Gaspard Estrada, especialista en América Latina en la Facultad Sciences Po de París, esta victoria no es mérito de las autoridades brasileñas, sino de las bolivianas. “Es, en cierta forma, una ocasión perdida para Bolsonaro, que se quedó sin la foto de Battisti en territorio brasileño”, añadió.

El gobierno del exmilitar intentó hasta el final que el antiguo activista pasara por Brasil antes de embarcar hacia Roma.

Tanto que incluso el influyente ministro del Gabinete de Seguridad Institucional, Augusto Heleno, llegó a anunciar el domingo a mediodía que un avión de la Policía Federal había despegado ya hacia Santa Cruz para buscar al fugitivo y traerle de vuelta, antes de su extradición a Italia.

Pero poco después los gobiernos de Italia y Bolivia anunciaban que el italiano partiría directamente hacia Roma.

Brasilia solo se manifestó de nuevo horas más tarde, poco antes de que el detenido despegara de Santa Cruz, indicando que “lo importante es que Cesare Battisti responda por los graves crímenes que cometió”.

Para el diario “Estado de S. Paulo”, este viaje sin escala representa una “frustración” para Bolsonaro, quien deseaba “cumplir su promesa de campaña” entregando a Battisti a los italianos.

Una de las hipótesis que el gobierno brasileño llegó a barajar era que el exmilitante de extrema izquierda pasara por Brasilia, donde Bolsonaro celebró su ceremonia de investidura hace menos de dos semanas.

“Planalto se quedó sin trofeo”, resumió el editorialista Leonardo Cavalcanti, del Correio Braziliense.

“El gobierno italiano ha buscado evitar cualquier paso de Battisti por el territorio brasileño”, explicó de su lado Gaspard Estrada. “Quiso repatriarlo lo más rápido posible, para evitar cualquier problema en territorio brasileño en el plano político o jurídico que impidiera una extradición”.

La presidencia de Brasil resaltó en un comunicado que el hombre fuerte del gobierno italiano, Matteo Salvini, telefoneó el lunes a Bolsonaro para agradecerle su implicación en el caso Battisti, resaltando que “sin la intervención del presidente Bolsonaro la extradición no se habría concretizado”.

Aunque, técnicamente, fue su predecesor Michel Temer quien firmó el acta de extradición hace justo un mes, la elección del ultraderechista en octubre fue el vuelco definitivo para el proceso del exactivista italiano.

En 2010, Cesare Battisti se había beneficiado de una decisión del presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), quien bloqueó su extradición en el último día de su segundo mandato, pese a haber sido autorizada por la Corte Suprema.

Jair Bolsonaro no paró de repetir desde la campaña su intención de entregarlo a las autoridades italianas, hasta que un juez de esa misma corte acabó por ordenar el arresto de Battisti el pasado 13 de diciembre. Al día siguiente, Temer firmaba la orden de extradición.

Pese a todo, el “regalo” que Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente y diputado federal, le prometió a Salvini vía Twitter acabó escapándosele entre los dedos a las autoridades brasileñas.

Un artículo de “Folha de S. Paulo” detalló cómo el experto en fugas Cesare Battisti “dribló” durante un mes a la policía brasileña, que estuvo buscándole en diferentes puntos del país.

Periodista egresado de la Universidad Abierta Interamericana- Argentina Especialista en Salud Digital, telemedicina, Empresas, Nuevos Negocios, SEO

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