Opinión

La transformación de la deuda externa en Bolivia bajo el gobierno de Arce: estrategias y resultados

Bolivia se encuentra en el centro de un debate sobre su deuda externa, sin embargo, los datos muestran una realidad distinta a la que tratan de proyectar algunos opositores y analistas. Al situarse en el 29,4% del Producto Interno Bruto (PIB), la deuda externa del país está significativamente por debajo de los estándares internacionales que fijan un límite alrededor del 50% y 60%.

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La Paz, 15 de marzo 2024

Por: Martin Moreira

En el gobierno de Arce en el 2020, se recibió un país con una deuda externa situada en un 33%, pero se logró reducir de manera significativa a un 29,4% en términos relativos. Esto indica una efectividad en la gestión del endeudamiento, enfocada en la inversión y el impulso al crecimiento económico del país. Factores como el fortalecimiento del mercado interno, la sustitución de importaciones y el apoyo al aparato productivo tanto público como privado, han contribuido a este resultado. Como consecuencia, el Producto Interno Bruto (PIB) nominal alcanzó los 44.000 millones de dólares, lo que ha permitido reducir la deuda externa en un 29,4%, equivalente a 13.156 millones de dólares en términos absolutos.

Bolivia se encuentra en el centro de un debate sobre su deuda externa, sin embargo, los datos muestran una realidad distinta a la que tratan de proyectar algunos opositores y analistas. Al situarse en el 29,4% del Producto Interno Bruto (PIB), la deuda externa del país está significativamente por debajo de los estándares internacionales que fijan un límite alrededor del 50% y 60%. Este hecho contradice las afirmaciones del “evismo” y la vieja derecha, que sugieren que el país está “endeudado” y se oponen a la aprobación de más créditos en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), argumentando que la economía enfrenta una “situación complicada”.

El gobierno de Luis Arce ha sido enfático en su compromiso con una gestión económica responsable, adecuada y sostenible. La solvencia de Bolivia en materia de deuda ante organismos internacionales ha sido demostrada, ya que ningún organismo financiero internacional ha negado préstamos al país.

Es crucial plantear una pregunta esencial: ¿Qué sucede si la deuda externa alcanza niveles elevados en relación al PIB? La respuesta es clara: los organismos internacionales podrían restringir el acceso a recursos financieros. Sin embargo, este no es el caso de Bolivia. La gestión responsable del gobierno ha asegurado que el país se encuentre entre los que tienen menos deuda pública y continúe siendo elegible para financiamiento externo.

El coeficiente de deuda pública de Bolivia está por debajo de los límites recomendados por la Comunidad Andina y el Tratado de Maastricht de la Unión Europea, lo que refuerza la posición favorable del país en términos de endeudamiento.

El presidente Luis Arce informó que la deuda externa de Bolivia había disminuido al 29,4% en relación al PIB para octubre de ese año. Este dato, aunque relevante, pasó desapercibido entre la nueva oposición, lo que sugiere una falta de atención a la gestión económica responsable por parte del gobierno. A continuación, detallaremos el proceso de endeudamiento del país y demostraremos cómo se realizó la reducción de la deuda, haciendo crecer el aparato productivo y el mercado interno gracias a la inversión responsable de los recursos del país.

El manejo de la deuda en el gobierno de Morales experimentó un crecimiento porcentual notable a lo largo de los años. En 2011, la deuda sobre el PIB era del 15,9%, aumentando progresivamente a 16,6% en 2012, 18,1% en 2013, 18,2% en 2014, 19,9% en 2015, 21,3% en 2016, 25,1% en 2018, y alcanzando un 27,4% en 2019, equivalente a 11.267 millones de dólares. Esto, a pesar de contar con reservas internacionales de 15.122 millones de dólares en 2014, las cuales se redujeron a 6.467 millones de dólares debido a un gasto de 8.655 millones de dólares.

En el gobierno de Añez, el endeudamiento alcanzó niveles aún más altos. En el año 2020, la deuda llegó al 33,0%, lo que en cifras nominales representó 1.271 millones de dólares. El gasto en reservas internacionales durante los 9 meses de gobierno de Añez fue de 1.712 millones de dólares. A esta velocidad de endeudamiento, en 5 años de gestión el gobierno de Añez habría acumulado más de 5.000 millones de dólares en deuda, y con la misma tasa de gasto en reservas internacionales, estas se habrían agotado en tres años más, evidenciando un manejo indisciplinado y con altos niveles de corrupción.

En el gobierno de Arce el 2020 recibió un país con una deuda externa se situaba en un 33%, pero se logró reducir de manera significativa a un 29,4% en términos relativos. Esto indica una efectividad en la gestión del endeudamiento, enfocada en la inversión y el impulso al crecimiento económico del país. Factores como el fortalecimiento del mercado interno, la sustitución de importaciones y el apoyo al aparato productivo tanto público como privado, han contribuido a este resultado. Como consecuencia, el Producto Interno Bruto (PIB) nominal alcanzó los 44.000 millones de dólares, lo que ha permitido reducir la deuda externa en un 29,4%, equivalente a 13.156 millones de dólares en términos absolutos.

El país se encuentra inmerso en un ambicioso plan de inversiones, que abarca la implementación de diversas industrias cuyos resultados ya están comenzando a ser evidentes. Se ha trabajado incansablemente en el control de la pandemia y en la reactivación del aparato productivo nacional. Durante este período, el gobierno de Arce ha recibido un total de 4.752 millones de dólares en Reservas Internacionales Netas (RIN), de los cuales se cuenta con 1.712 millones de dólares hasta el momento. Sin embargo, esta situación tiende a mejorar por varias razones. La primera razón es el cambio en la matriz productiva impulsado por el crecimiento y expansión del sector manufacturero en las exportaciones dando valor agregado a la materia prima elevando su participación en los procesos productivos y por consiguiente, en las exportaciones, alcanzando un 54% de valor agregado, superando en un 2% el nivel de manufactura registrado en 2005 y la implementación de la Ley 1503 de Fortalecimiento de las Reservas Internacionales Netas (RIN).

La segunda razón es que este plan de inversiones ya está generando resultados tangibles. Al comparar las exportaciones de 2005, que alcanzaron los 2.946 millones de dólares, mayormente compuestas por materias primas o con las exportaciones de 2019, que ascendieron a 8.880 millones de dólares. Se puede evidencia que a partir del 2021, el país ha experimentado un crecimiento exponencial en este aspecto: en 2021 se alcanzaron los 10.986 millones de dólares en exportaciones, en 2022 se logró un nuevo récord con 13.586 millones de dólares y en 2023 se mantuvo en 10.994 millones de dólares, a pesar de la coyuntura internacional de volatilidad de precios, los 190 días de paro que costaron al país más de 2.500 millones de dólares en pérdidas y el constante asedio de esta nueva oposición con tintes liberales. Este aumento continuo es el resultado directo de la inversión y el esfuerzo sostenido en la promoción de la manufactura y la sustitución de importaciones.

La tercera razón son los últimos acuerdos alcanzados con el sector privado en materia de exportaciones. Se espera un crecimiento porcentual superior al 6%, lo que generará mayores divisas para el país y como consecuencia, un crecimiento exponencial de las Reservas Internacionales Netas (RIN).

¿Qué explica la reducción de la deuda externa en relación al PIB? Esta disminución fue posible gracias al crecimiento acelerado de la economía, lo que aumentó su capacidad de financiamiento externo. En contraste con los gobiernos neoliberales, donde los recursos de la deuda externa se destinaban mayormente al gasto corriente, como el pago de salarios de los trabajadores.

Otro aspecto fundamental en el análisis de la deuda es el uso de estos recursos. En el caso de Bolivia, se da prioridad a la asignación de fondos para la inversión pública, con el objetivo de incrementar la capacidad productiva del país. Esto, a su vez, facilita la generación de ingresos que permiten hacer frente al pago de la deuda en el mediano y largo plazo.

El Gobierno boliviano continúa manteniendo una posición favorable en cuanto a su deuda externa, la cual se sitúa entre las más bajas de la región. A septiembre de 2023, la comparación con otros países latinoamericanos y del Caribe revela esta notable diferencia, mientras que la deuda de América Latina y el Caribe representa el 49,8% del PIB, Bolivia se destaca con un bajo índice de endeudamiento, representando tan solo el 29,4% del PIB.

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