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Mujeres entrenan artes marciales para evitar ser víctimas de violencia de género 

Laura y Kimberly llevan adelante la iniciativa Warmi Power. La misión es dar herramientas psicológicas y de artes marciales para luchar contra la violencia. OMAK apuesta por un plan integral.

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Mujeres entrenan artes marciales
Mujeres entrenan artes marciales. Foto Warmi Power
La Paz 13 de junio de 2021
Verlas lanzando una patada con las polleras balanceándose por el movimiento, las trenzas agitándose mientras aplican alguna técnica y sus sombreros amenazando con rendirse ante la gravedad es, realmente, lo menos importante, lo anecdótico, lo superfluo.

Aquello, aunque suene tentador para la pantalla chica, tiene un trasfondo social, un mensaje que va más allá del simple hecho de observar a mujeres indígenas aimaras defendiéndose cuerpo a cuerpo a través de las artes marciales, pues la lucha física viene a ser apenas una herramienta adicional para el empoderamiento femenino, un canal que hace parte de la consigna contra todos los tipos de violencia.

Mujeres de pollera, vendedoras de mercados y estudiantes de comunidades alejadas como el Tiahuanaco -ciudad arqueológica situada cerca del lago Titicaca- abren los ojos hacia nuevas perspectivas para embanderar la reivindicación de los derechos del género y prevenir la violencia con talleres de autodefensa impartidos por el proyecto Warmi Power, dirigido por Laura Roca y Kimberly Nosa, dos jóvenes que no han bajado los brazos hasta que su voz y su iniciativa fueran escuchadas.

Con una visión similar trabaja la Organización de Mujeres Aymaras del Kollasuyo (OMAK), que asesora, acompaña y motiva a las mujeres desde la formación integral, con la cultura de paz como premisa, y con la participación activa de 25 promotoras comunitarias que lideran las enseñanzas y las extienden a través de capacitaciones, sobre todo, en áreas rurales y periféricas.

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“La violencia no se resuelve con violencia, pero aprender a defenderte puede salvarte la vida”, recuerda, convencida, Laura, quien comanda Warmi Power desde La Paz, tiene un postgrado en Psicología Deportiva y es 2º Dan en taekwondo. El incremento de casos de violencia la conmovió a ella y también a Kimberly, la coach en desarrollo personal que acompaña el plan. Es por ello que, juntas, decidieron continuar el camino para contribuir a una sociedad mejor, en la que las acciones sociales, psicológicas y físicas puedan ir de la mano.

“Muchas veces son necesarias las herramientas de escape. Quisimos adecuarlas y crear una metodología para el contexto boliviano. Claramente llegamos a lugares más desfavorecidos, donde nos encontramos con aimaras y todo tipo de mujeres. También estuvimos dando nuestros talleres al personal de diversas empresas y, gracias a algunas de ellas, pudimos potenciar nuestra parte social”, relata Laura, quien practica taekwondo hace dos décadas.

Warmi Power data de 2015. Sin embargo, solo ahora es cuando la propuesta toma realce, luego de que dos agencias internacionales resaltaran sus labores, en una suerte de “cachetazo” a los medios locales. “Lo gracioso es tener que volverse viral mundialmente para que te den bola, cuando estamos luchando con esto hace cinco años en Bolivia, tocando puertas e intentándolo en un lado y en otro”, sienta queja Laura, para reconocer después que las trabas para llevar adelante la idea son de presupuesto y apoyo institucional.

“Muchas veces, cuando hacemos una propuesta a algunas empresas, nos dicen ok, pero necesito que tengan por lo menos 10 mil seguidores (en la fan page). En un contexto como es el boliviano, al decir que te vas a dedicar, como mujer, a dar clases de defensa personal, desde ya derribas estereotipos”.

TRABAJO INTEGRAL

La coordinadora del proyecto Eirene de OMAK, Bernarda Ferreira, deja en claro que el trabajo de la entidad apunta a distintas aristas, entre ellas, la lucha contra la violencia política, económica y física. Como una herramienta complementaria surgió el interés de iniciar un proceso de talleres de autodefensa que coadyuve al cumplimiento de sus funciones como promotoras comunitarias. Hasta el momento se realizó un taller de defensa personal, pues si bien no todas las mujeres aimaras han vivido situaciones conflictivas, “en el momento en que atienden a aquellas que sí atraviesan eventos de violencia, llegan a encontrarse con hechos conflictivos”, según relata Ferreira.

“La idea no es generar agresividad, sino el saber defenderse y evitar situaciones violentas. Ellas recibieron un taller con algunas técnicas; sin embargo, es un proceso abierto que esperamos profundizar, pues no creemos que estén preparadas para hacer autodefensa”.

La OMAK también incide en la inserción de mujeres dentro de entidades públicas, por ejemplo, en los Servicios legales integrales Municipales (SLIM). “Muchas ya trabajaron en oficinas públicas de áreas rurales. Las promotoras son el primer contacto que tienen las mujeres en situación de violencia y, por tanto, deben ser empáticas, hablar aimara y vivir en un mismo municipio para darles confianza, de modo que realicen sus denuncias y consultas”.

20 MIL MUJERES

Hasta la fecha, las instructoras de Warmi Power, Laura y Kimberly, han llegado a más de 20 mil mujeres de distintas partes del país, entre ellas, 600 universitarias, según rememora la coach de desarrollo personal. Una de las experiencias más lindas que ha tenido el dúo se dio en el Tiahuanaco, donde fueron a impartir clases a alumnos de una pequeña escuela.

“Nos decían que allí no había ningún trabajo en prevención de violencia y cuando llegamos, nos recibieron muy bien. Hemos ido por toda Bolivia haciendo los talleres. Alcanzamos a 20 mil personas, pero quisiéramos llegar todavía a más”, analiza Laura, invitando a las instituciones a hacerse con sus servicios.

A Kimberly no le causa gracia los comentarios que le asignen a la mujer un rol cómico por dedicarse a la defensa personal. “Estuvimos luchando con este paradigma. Cortamos cualquier tipo de chiste porque no es gracioso que haya 52 feminicidios en Bolivia, por ejemplo”.

Laura se ilusiona al contar que supieron ambas que en África funciona un proyecto de características similares a Warmi Power y que en ese continente han conseguido reducir la violencia en un 50%. Para ello, cree elemental ir de la mano con los hombres, pues no se trata de un combate de géneros. “Creemos que esto puede dar resultado, pero trabajando con los hombres, que son nuestros aliados. Hay que escuchar las historias que han vivido. No justifico a nadie, sin embargo, el actuar con ellos también hará que vivamos en una sociedad libre de violencia”, reflexiona.

Las personas que quieran aprender con Laura y Kimberly, pueden acceder a la página de Facebook “Warmi Power – Empoderamiento y Defensa Personal”.

Fuente: Opinión

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