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Política

Palabras de Jeanine Añez, en el Foro Empresarial de la CAINCO

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(Infodiez-5/02/20)

Muy buenas tardes. Me siento muy honrada de estar aquí en este Foro Empresarial, que reúne a las mujeres y hombres más notables del pensamiento crítico e innovador de la región.

Felicito a la Cámara de Industria y Comercio por el encomiable esfuerzo que hace en congregarnos para pensar en el futuro; sin olvidar que el pasado nos ha dejado enseñanzas.  Soy una convencida que Bolivia tiene más futuro que pasado. Y por eso estoy aquí.

En el mensaje que dirigí a las familias bolivianas el pasado 22 de enero, dije que encontramos la economía boliviana plagada de indicadores manipulados y falsos que ocultaron la realidad del país.

Permítanme antes de proseguir la descripción de nuestra visión económica, hacer una pausa para rescatar la importancia de vivir en una democracia sólida con instituciones fuertes, buscando y conservando los pesos y contrapesos que nos garantizan el necesario equilibrio institucional.

La democracia es el único sistema político que protege la libertad.  La libertad de expresión, de disentimiento, de participación y la libertad de elegir.  No podríamos estar hablando de inversiones ni crecimiento económico sino estuviéramos seguros que vivimos en democracia y libertad. Y eso es lo primero que hemos rescatado y protegido en mi gobierno constitucional.

Retorno al tema de fondo de este Foro. El gobierno anterior distorsionó los verdaderos indicadores económicos y esa se convirtió en una política de Estado de práctica constante durante el régimen totalitario de Evo Morales, que trataba de presentar un país que no existía.

La política del anterior Gobierno estuvo dominada principalmente por un fuerte déficit fiscal, debido a la expansión de la inversión pública concentrada en importaciones, y del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

Esa política fue revertida por el Gobierno Constitucional que presido.

Quiero decirles con claridad. Tenemos  la suficiente capacidad para garantizar el manejo responsable de la economía del país, y lo hemos demostrado en poco tiempo. Juntos, el gobierno que presido, los bolivianos de cualquier sector o lugar hemos logrado estabilidad, aunque lo que hemos encontrado no es una economía transparente ni ordenada.

Hace algunos días, he leído un reporte acerca del estado de las Reservas Internacionales Netas (RIN).  Esto evidentemente ocurrió a partir de 2014 debido principalmente al efecto negativo de precios internacionales de las materias primas y el elevado déficit fiscal.

La caída en los términos de intercambio fue la más pronunciada de la región, mientras que el déficit fiscal estuvo entre los más elevados, según ha informado el Banco Central de Bolivia.

En los eventos de convulsión social de octubre y noviembre del 2019, el Banco Central atendió oportunamente toda la demanda de dólares del sistema financiero, lo que permitió que las operaciones financieras se desenvuelvan con normalidad y hoy podemos decir con solvencia que hemos retornado a la tranquilidad y la población ha recuperado su confianza en el actual Gobierno.

Hemos logrado una reducción del déficit fiscal luego de cinco años consecutivos y se profundizó la disminución del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, dando señales de una corrección de los desequilibrios.

Al 31 de diciembre de 2019 las Reservas Internacionales alcanzaron a 6.468 millones de dólares, que representan el 16% del PIB.

¿Qué significa esto? Que las reservas superan ampliamente los niveles recomendados por organismos internacionales.

Por lo tanto, el nivel de las Reservas Internacionales nos permite afirmar sin lugar a dudas, que vamos a mantener el régimen cambiario vigente y vamos a mantener estable el tipo de cambio.

Ahora bien, hablemos del crecimiento de la economía este año 2020.

El crecimiento de la economía de Bolivia, si logramos mantener nuestros niveles de certidumbre y estabilidad, se ubicará entre los más altos de la región.

Cabe destacar que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Banco Mundial (BM) estiman que Bolivia crecerá este año 2020 en 3 %, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un 3,8%.

Ambas estimaciones concuerdan con los niveles de nuestras propias proyecciones oficiales. Todos estos indicadores nos permiten mirar con optimismo, pero con bases reales, el camino inmediato de nuestro país.

Ahora quiero ingresar al campo de las medidas que estamos tomando para estimular el sector productivo boliviano.

No vamos a dedicar mucho tiempo a describir cómo está el sector productivo boliviano, porque es evidente que se han perdido casi tres quinquenios. El gobierno anterior ha dilapidado recursos multi millonarios que Bolivia nunca antes había recibido en toda su historia republicana. Y sus políticas estaban dirigidas a asfixiar la inversión privada y el emprendimiento innovador.

La política productiva de nuestro gobierno rescata el diálogo entre el sector público con el privado y los trabajadores. El objetivo es lograr un diálogo inclusivo y productivo.

Buscamos promover el desarrollo productivo respetando la naturaleza; con creciente valor agregado, fortaleciendo y articulando unidades productivas; para alcanzar mayores niveles de bienestar sin descuidar la eficiencia y la equidad.

Esperamos que Bolivia se convierta en un país cuya industria sea competitiva, integradora y sostenible. He sido informada que  la micro y pequeña empresa está negociando con inversionistas la confección de prendas para la marca Zara. En todo lo que el gobierno pueda hacer, comprometemos nuestro respaldo.

El aumento de productividad implica redistribución positiva. No son incompatibles el desarrollo y la equidad, porque la Bolivia del siglo XXI puede ser incluso más redistributiva, si alcanzamos el desarrollo productivo integrador y equilibrado y consolidamos la institucionalidad.

Aumentar la productividad no sólo es adquirir tecnología. Significa capacitación constante, institucionalidad estable y transparente y, mucha, mucha inversión, pública y privada.

 

Hemos planteado algunos lineamientos básicos para tal efecto:

Promover y diversificar las exportaciones, incluso en aquellos sectores en que no tenemos ventaja comparativa, para hacer que su oferta sea lo más competitiva posible. Bolivia quiere ser un país exportador, pero también hemos dejado  claramente dicho que la atención del mercado interno es nuestra prioridad.

Adoptaremos las medidas necesarias para incrementar el empleo, un empleo digno y sustentable.

Debe existir la suficiente libertad para crear y operar empresas, para fomentar la competencia y ampliar los mercados, con el respeto a las leyes y nuestras instituciones.

El factor clave es el capital humano. Por tanto, se debe apuntar a alentar las competencias y habilidades de los empleados, como también la protección de la fuente de trabajo. Alentamos una alianza de mutuo beneficio en la que ganan todos: los inversionistas y los trabajadores.

Promover un profundo salto tecnológico que signifique el aumento de la productividad total a todo nivel, es decir, buscamos pasar de la industria 4.0 a la economía 4.0. Una industria altamente tecnificada y productiva a la que le acompañen instituciones, infraestructura y actores con las mismas características.

Hemos adoptado una visión local del desarrollo. Nuestras políticas productivas serán diseñadas pensando principalmente en el bienestar de los bolivianos. Hoy en día tenemos una economía productiva desconectada y desarticulada y sobre todo desequilibrada en lo regional y en lo productivo. Nuestro desafío es superar esas desigualdades de manera creativa y participativa.

¿Cómo queremos lograr estos objetivos?

Creemos que muchos de los problemas los ha creado el hombre, y por eso mismo pueden ser resueltos por el mismo hombre.

Crearemos un estado que sea socio y facilitador del desarrollo productivo, no queremos un Estado acosador de las empresas ni centrista como lo fue el anterior gobierno.

Para tal fin, estamos embarcados en varias tareas que simplifiquen la gestión de las empresas y se reduzca sus costos de logística. Hemos logrado la disminución de tiempos y trámites en la inscripción de nuevas empresas.

Mediante un trabajo coordinado entre diversas agencias del gobierno, se ha logrado reducir el tiempo de creación de un emprendimiento nuevo en un máximo de 72 horas, en lugar de los 45 días bajo el régimen anterior. Este procedimiento no solo incluye a Fundaempresa, sino a todas las oficinas del gobierno que deben ahora facilitar y no entorpecer la creación de empresas.

En este momento, al menos 18% de los ingresos brutos de las empresas se gastan en costos de logística.

Estamos construyendo una institucionalidad productiva estable y confiable y con la suficiente seguridad jurídica; con reglas del juego claras y justas. La reglamentación de la Ley de Inversiones es, entre otras, una tarea inmediata.

Entre los pilares básicos de la productividad y el crecimiento está la institucionalidad. Según el Foro Económico Mundial, Bolivia se encuentra en el puesto 134 de 141 países, uno de los más bajos en el mundo en la calidad de instituciones.

Por tanto, es imprescindible fortalecer instituciones para el desarrollo, lo cual incluye adoptar algunas medidas. Por ejemplo, una ley de inversiones que promueva no sólo el inicio, sino la operación de las empresas, así como también la atracción de inversión extranjera directa.

Mejorar sustancialmente el sistema impositivo, para que se convierta en una institución creíble y al mismo tiempo facilitadora de los emprendimientos. El sistema de impuestos no debe estar manejada nunca más con una mirada política de extorsión, que como hemos visto ha terminado con emprendimientos que no lograron sobrevivir a la asfixia impositiva.

Apoyamos y valoramos la inversión privada y el emprendedurismo. Necesitamos al inversor extranjero, no por una simple coyuntura sino de manera estructural. Buscamos que el emprendedor nacional alcance sus metas en el momento de invertir en Bolivia. Valoramos y protegemos a aquellos que, tomando grandes riesgos, optaron por invertir en nuestra Patria.

No hay política productiva posible sin un sustento de información amplia y confiable. Hemos iniciado la creación de un sistema de información productiva que sea de utilidad para todos los actores nacionales y extranjeros.

Nuestra política está enmarcada disciplinadamente en la legislación ambiental existente y en el cuidado intensivo de nuestras futuras generaciones. A aquellos jóvenes preocupados por el estado ambiental planetaria y nacional, les comprometemos nuestro profundo respeto con la preservación de la vida y el medio ambiente.

Daremos a la inversión pública tres características: transparencia, eficacia y celeridad. Tres aspectos que fueron totalmente descuidados en el gobierno anterior.

Estamos mirando hacia adelante. Y no podemos estancarnos en debates ideológicos que han sido superados. El país demanda modernidad. Nuestros jóvenes nos demandan más y mejores oportunidades.

Cuando nosotros hablamos de que en la misma forma en que trabajamos por la cadena de la productividad, tenemos el deber de crear las condiciones para la cadena de la creatividad e innovación, estamos marcando el rumbo del país que queremos.

Vamos a colocar todo el esfuerzo técnico y la voluntad política para ayudar a construir una Bolivia innovadora, con emprendimientos modernos. Queremos un Estado fuerte, sin duda alguna, pero también un Estado eficiente, que resuelva desafíos de la gestión, que apoye eficientemente la generación de empleos, y que atienda con prontitud las necesidades sociales de nuestras familias bolivianas.

Me extendí hoy, porque quería explicar los principios y valores que guían nuestro proyecto del país que queremos. Les agradezco su paciencia. Dicen que el precio es lo que pagas; el valor es lo que consigues. He conseguido mucho esta tarde.

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