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Política

Peñaranda dice Evo «saca a carajazos» a ministros que lo pasan «malas noticias»

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A continuación el artículo textual:

El presidente Evo Morales dijo desconocer, hace dos meses, que los enfermos de cáncer enfrentan michos problemas y una deplorable atención médica estatal. Muchas personas, entre ellos yo, pensaban que el Presidente intentaba engañar a la opinión pública. ¿Cómo no sabría de esa situación si casi diariamente se publican, desde hace años, noticias sobre este tema? ¿Cómo se le pueden haber pasado literalmente cientos de artículos de prensa sobre el caso? ¿Y acaso no recibe informes de sus ministros al respecto? ¿Cómo le entregan las noticias sus asistentes? ¿Qué reportes le entregan sobre los acontecimientos nacionales?

Una colega que trabajó durante 12 años en el Estado me contó que es perfectamente posible que Morales no hubiera sabido ni ese ni otros datos cruciales. Lo que sucede, me explicó, es que nadie le da a Morales informes sobre problemas que enfrenta su Gobierno, nadie. Según esta versión, el Presidente “saca a carajazos” de su despacho a cualquier ministro que le lleve “malas noticias”. Por lo tanto, Morales está aislado, ajeno a la realidad. Si ya de por sí, como solía decir Oscar Eid, “desde dentro de Palacio no se ve hacia afuera”, la situación se agrava con un líder como Morales, afectado por una conspiración del silencio desarrollada por sus colaborados más cercanos.

Si esto es favorable para la oposición, ya que enfrenta a un adversario que no sintoniza con la realidad, es extremadamente peligroso para el país. Morales no sabe, probablemente, que irritó a Mauricio Macri con su intento de visitar a Cristina Kirchner en Buenos Aires, hace un par de meses. Morales no sabe, probablemente, que cada vez que se solidariza con Lula o Dilma Rousseff, irrita al presidente electo brasileño Jair Bolsonaro. Morales no sabe, probablemente, que después de 2019 Bolivia deberá negociar con esos líderes los futuros contratos de gas. Morales no sabe, probablemente, que el corredor bioceánico es inviable, una obra onerosísima que no tendría dividendos. Morales no sabe, probablemente, que la fábrica de urea casi no funciona, pese a haberse invertido en ella mil millones de dólares. Morales no sabe, probablemente, que todas las encuestas lo dan como perdedor en una eventual segunda vuelta electoral.

Como Morales no sabe que los aeropuertos que construye no tienen pasajeros, que los estadios que hace no tienen espectadores, que las fábricas que inaugura no producen nada, entonces persiste en seguir errando. No hay nadie que le haga notar sus errores. Mientras tanto el país derrocha miles de millones de dólares en decenas de obras inútiles.

Todo esto es el triste reflejo de un Mandatario convencido de sus propias mentiras, obsesionado en su retórica ya vacía, ilusionado con que sigue teniendo la popularidad de antaño. Un Presidente así no puede llevar a su pueblo a mejores destinos.

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