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Perro labrador rescató a una cotorra parapléjica

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Hiro y su amiga, en una escena que se repite a diario Crédito: Viviana Dávila
30 de mayo de 2020  

Una vez más, la naturaleza da sobradas muestras de que el instinto animal es sabio, generoso, caritativo y va más allá de las especies o del tamaño de los especímenes. Esta tierna historia proviene del norte de Puerto Rico y tiene como protagonistas a Hiro , un perro labrador , y una pequeña cotorra Quaker Myiopsitta monachus ).

«Todo comenzó hace una semana. Estaba afuera con mis dos perros, Hiro e Indy. En un momento me distraje y al mirar de nuevo vi al labrador lamiendo algo en el suelo. me acerqué y encontré un ave, con su carita y todo el lado izquierdo apoyados sobre el piso», relató Viviana Dávila (26) a LA NACION .

Hiro y su amiga, la cotorra, inseparables
Hiro y su amiga, la cotorra, inseparables Crédito: Twitter @veroenid

En un primer momento, aún sin saber bien de qué animal se trataba, Dávila tomó una toalla y la envolvió con ayuda de su esposo Norel (28).

Viviana y Norel hicieron juntos una consulta con sus vecinos veterinarios y se enteraron que la cotorra no podía mover sus piernas . «A mediados de semana fuimos a ver a un especialista de aves y él nos confirmó que es parapléjica. Su primera teoría es que ella nació así y los padres pueden haberla arrojado del nido para que muriese o, bien, la instaron a volar y como no estaba lista cayó al suelo y eso le generó el trauma», compartió Dávila

 

En este escenario, el especialista remarcó que en la mayoría de los casos se aconseja sacrificar al animal ya que, una vez en libertad, no podrá valerse por sus propios medios. Algo que la familia adoptiva rechaza: «Ella está bien animada, se alimenta bien y hasta vuela un poco «, cuentan.

La historia de Hiro, la cotorra fue dada a conocer en Twitter por Verónica Mangú Dávila Ellis, «tía» del labrador que vive en Chicago, Estados Unidos. Ya sea por la distancia física o por las estrictas medidas de confinamiento impuestas para evitar la propagación de coronavirus, toda la familia ha conocido a la integrante plumífera a través de WhatsApp .

«Estamos en la fase de conocerla, de ver cómo se comporta», indicó Dávila. Como no pudieron encontrar un nombre que refleje el » bonding » (lazo afectivo) entre el perro y la cotorra, recurrieron a la red social de los 280 caracteres para que los usuarios los ayuden con la elección.

 

Por ahora, lejos de pensar en sacrificio alguno, la familia está a la espera del nombre para la nueva integrante de la familia

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