Regalan una  computadora y un smartphone al niño que ayudó a combatir en fuego en Tarija 

Carlos Guerrero Mamani tiene 8 años y se convirtió en un ícono de la lucha contra el incendio en la serranía de Sama, en Tarija, al haber guiado y ayudado a su corta edad y en medio del siniestro a unos brigadistas. Desde su casa, y poco después de su hazaña, pidió una computadora y un celular inteligente para saber lo que piensan de lo que hizo; hoy se hizo realidad su deseo.

La casa de sus padres se encuentra en San Pedro de Sola, en el área del siniestro que afectó un poco más de 10.000 hectáreas en la serranía de Sama. Miles de voluntarios y brigadistas fueron parte de los equipos que llegaron hasta el lugar para sofocar las llamas que eran avivadas por los fuertes vientos de la zona y que recorrieron varios kilómetros.

Justamente se encargó de guiar a uno de esos equipos por la compleja topografía y en medio de la humareda. “Mi papá me ha dicho que les lleve a los bomberos para que apaguen el fuego del otro lado y les he llevado hasta donde estaba el fuego”, contó desde Tarija en un contacto con la red ATB.

En una familia de 11 hermanos, Carlos es el menor. El ciudadano Oliver Albestegui, en La Paz, donó una computadora y un Smartphone para el «niño héroe», como es ahora conocido.

Ese día, el menor salió a las 05.00 de la madrugada junto a su padre para ayudar a enfrentar el incendio, donde al final murieron tres personas en distintas circunstancias.

“Yo le iba a guiar hasta ahí arriba nomás, no iba a ir hasta el cerro, pero me han dicho que no conocían el camino y les tenía que llevar hasta arriba”, dijo en un contacto el 21 de agosto con la misma televisora. En esa entrevista señaló que le daba miedo que el fuego afecte el agua porque ponía en riesgo la provisión para el consumo humano y de sus animales.

Este jueves conoció que le obsequiaron una computadora y un teléfono inteligente que pedía para conocer lo que escribían sobre lo que hizo. Su madre, Gabriela, agradeció el regalo y pidió colaboración para construir un cuarto para su hijo.

Fuente: La Razón