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Triatletas bolivianos ganan medalla de oro en valentía

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Bolivarianos en Sucre

Triatletas bolivianos ganan medalla de oro en valentía

Pero las olas no representaron el mayor desafío para Luis Flores, que aunque no logró el objetivo de terminar entre los diez primeros, fue todo un campeón con lo hecho en el agua antes de tomar la bicicleta y hacer el tramo de atletismo.

La delegación boliviana, durante el desfile inaugural de los Juegos Bolivarianos, el sábado en el estadio de Trujillo. Efe

Los triatletas bolivianos llegaron a Santa Marta para su participación en los XXIII Juegos Bolivarianos con la única meta de terminar sus pruebas luego de haber ganado medalla de oro en esfuerzo y valentía de forma anticipada desde que partió el avión de sus lugares de origen.

 

El primero en subirse al podio de la resiliencia fue Luis Flores Colque, un joven de 18 años que mostró coraje, especialmente en la primera parte de las dos pruebas en las que participó cuando debió enfrentarse al mar, en las turísticas playas de El Rodadero.

«Fue muy duro. Había mucho oleaje y solo veía las patas (pies) de los otros. Nadé, nadé y nadé», contó a Efe el deportista, que ya había tenido una experiencia anterior en Ecuador con un mar «más tranquilo».

Pero las olas no representaron el mayor desafío para Flores, que aunque no logró el objetivo de terminar entre los diez primeros, fue todo un campeón con lo hecho en el agua antes de tomar la bicicleta y hacer el tramo de atletismo.

«Yo he visto muchas películas y me da mucho miedo el mar por los tiburones. Ese es un obstáculo que hay que vencer, esa es mi meta», admitió con algo de vergüenza el triatleta nacido en Sucre.

En su ciudad natal aprendió a nadar y se entrena en una piscina de apenas 25 metros, donde hace tres años eligió practicar triatlón junto a otros jóvenes del Club Iroman.

Y eso son, verdaderos hombres de hierro a los que la escasez de recursos y una discreta preparación no los amilanó en los Bolivarianos, en una competencia en la que se cruzaron con figuras del talante del colombiano Carlos Quinchará y la ecuatoriana Elizabeth Bravo.

A esos referentes de la disciplina, Hugo Zárate los superó en coraje al terminar su participación en sprint individual, después de una aparatosa caída en la prueba de ciclismo que lo dejó con heridas en su espalda.

«Arriesgué mucho porque el pelotón estaba adelante. Me caí. No recuerdo qué pasó después. Sé que reaccioné, me paré y quise terminar la prueba», relató el trialeta.

Ahí, en cada pedalazo, se ganó el corazón del público que lo arropó para que consiguiera terminar los cinco kilómetros de atletismo bajo un intenso sol que pasó factura a varios participantes.

«Mucha gente que ni conocía me vino a hablar, gente colombiana muy alegre. Eso hizo que no sintiera el dolor», dijo Zárate.

«Abandonar es para mediocres», agregó el boliviano, que tuvo su primera experiencia internacional en los Bolivarianos de Trujillo 2013.

Admitió que sería «bonito» colgarse algún día al menos un bronce, pero subrayó que no compite por medallas, pues «me gusta correr» y terminar la competencia es suficiente premio al entrenamiento, pese a que no es profesional, según contó a Efe su compañera Ángela Caballero, por las limitaciones que tienen con los escenarios y el poco interés de las autoridades.

«En Sucre, donde yo vivo, hay una piscina olímpica pero está cerrada. No nos dejan entrenar ahí. Siempre se arruinan los calderos y pocas veces funciona bien», sostuvo la deportista de 17 años.

Pese a que representa a su país, debió preparase en una piscina «saturada de personas», la única opción de los clubes de natación de su ciudad.

Eso no le impidió entrar con convicción al mar de Santa Marta, del que salió «muy rezagada», pero con el anhelo de continuar su prueba en una bicicleta prestada, la misma que debe usar en casa gracias al «buen corazón» de Hugo, el otro héroe de la delegación.

«Una buena ‘bici’ vale más de 2.000 dólares. Mis papás no cuentan con recursos y me daría pena pedirles», dijo Caballero, la menor del grupo de triatletas bolivianos, que después de darlo todo en las justas solo piden respaldo estatal.

«A pesar de las dificultades, uno quiere seguir. Quisiera que nos apoyen más y nos hagan un seguimiento a largo plazo», expresó la joven como un clamor.

EFE

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