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El Alto llora la muerte del padre Sebastián Obermaier

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La población de Villa Adela, una populosa barriada en la ciudad boliviana de El Alto, de mayoría indígena, lloraba el martes la muerte del mayor catequizador de los últimos 50 años en el país andino amazónico, el asceta cura alemán Sebastián Obermaier.

Una disfunción cardiaca, que en 2010 lanzó su primera advertencia, apagó la vida de este austero sacerdote alemán a los 81 años, 40 de ellos dedicados a la reafirmación de la Iglesia Católica en la ciudad de El Alto.

Recordado por el trepidar de su verbo y acción durante la insurrección popular, bañada en sangre por fuerzas uniformadas en El Alto en 2003, Obermaier pasó de un sueño finito a otro infinito en el lugar donde eligió morir, temprano el martes.

Nacido en el poblado bávaro de Rosenheim, el 24 de octubre de 1934, Obermaier, que propugnó la Teología de la Liberación como nadie en Bolivia, acicateó la construcción de 70 iglesias y parroquias católicas en El Alto, la cuarta ciudad más poblada y pujante de Bolivia, donde mandó a construir, con fondos comunes de colecta pública, donación e indulgencias, 34 escuelas.

El Alto, de un  millón habitantes y que acoge el aeropuerto que sirve a La Paz, se ha convertido en la ciudad de los campanarios albiverdes, del tipo bávaro.

«Son muchas obras que hizo en El Alto, porque entregó su vida a esta ciudad», dijo a la prensa boliviana monseñor Eugenio Scarpellini.

A esa ciudad, por entonces en ciernes y producto del rebalse de La Paz que la contorna, llegó este personaje allá por 1976 y se instaló en Villa Adela, una barriada constituida en base de planes de vivienda social para los trabajadores del seguro de la salud.

Ordenado a mediados de los «60, el cura Obermaier provenía de la boyante Venezuela de Carlos Andrés Pérez.

En Villa Adela, a unos 20 km de La Paz, recuerdan a su compañero, a quien le decían «Fritz» y «Kruger» sin llamarse tal y más joven que «el padrecito».

También que apareció en el Plan 108 de Villa Adela, en cuya jurisdicción se enclava la parroquia que lo cobijó en los candorosos «70, cuando la religión oficial de Bolivia era la católica, «con un maletín café sin ropa», en la mano.

Que, quien más tarde iba a montar un canal de televisión, dormía primero sobre un cúmulo de cartones y más tarde en una cama de ladrillos y colchón de pajas, con cobijas raídas.

Le recuerdan porque se metió a esparcir la liturgia católica, con su medio castellano en medio de los pobres y que su feligresía, principalmente del Plan 502, no le hacía faltar el bocado diario a él mismo y su compañero Kruger o Fritz.

No hace poco, este bávaro renegón dijo durante una entrevista de televisión que quería morirse en El Alto, donde desde el púlpito libró una dura pero leal pelea contra las doctrinas protestantes en avance.

Monseñor  Scarpellini, regente de la iglesia vaticana en el combativo e indígena  El Alto, deploró. «la pérdida de un ser querido (…) de un hombre que ha dado todo para la diócesis de la ciudad de El Alto».

El presidente Evo Morales expresó sus condolencias por el fallecimiento de Obermaier y destacó el compromiso religioso de éste  con los más humildes.

«Expresar sentimiento de condolencia por fallecimiento del Padre Obermaier. Padre comprometido con el pueblo alteño y los más humildes. QEPD», escribió en su cuenta de Twitter.

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