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Bolivia celebra 191 años de vida independiente

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Bolivia celebra el sábado 191 años de vida independiente a la luz de su Constitución, vigente desde 2009 y alumbrada un año antes por la Asamblea Constituyente instalada hace ya una década, en el germen del proceso de cambios que tiene lugar en el país andino amazónico.

A la luz de la Constitución, la XVII de su historia política, que exigió poco menos que un parto social, Bolivia preparaba el camino de su bicentenario, sin poder olvidar su pasado político, social y económico, lo menos magro.

El gobierno del presidente Evo Morales, por primera vez en la historia del país, ha trazado un macro plan de desarrollo a 2025, que debe dejar atrás 200 años de pobreza y subdesarrollo.

La restauración de su democracia, en 1982, le ha permitido a este país tristemente célebre hasta 1982 por una honda inestabilidad política, que le valió el estigma regional de «disco long play», de «hasta 33 revoluciones por minuto», sentar en 2006 una asamblea constituyente que en medio de forcejeos y en el pretil del enfrentamiento y el cambio que galvaniza el presidente indio Evo Morales, esbozó un nuevo tiempo.

El recuerdo fresco aún del proceso constituyente, que amenazó incluso terminar en la implosión, se hará más vívido el sábado cuando Morales, el primer mandatario indígena de izquierdas en presidir Bolivia, rinda un informe a la nación.

El proceso constituyente, instalado tras una década de erosión social y desplome del sistema de partidos, además de un acelerado deterioro de la economía, en medio de debilitamiento estatal y retracción de la inversión privada y su consabido impacto en el empleo abierto,  entrañó la lucha de contrarios en un país gobernado desde 1825 por un grupo de familias.

En 2005, cuando Morales ganó las elecciones, Bolivia ocupaba el ingrato lugar del país más pobre de Sudamérica y los bolivianos, eran, desde la mesura del ingreso per cápita, los más depauperados de la región.

En la Asamblea Constituyente, 60% de cuyos espacios ocuparon representantes de la masa indígena, 49% de la población nacional, se produjo el choque izquierdas y derechas, en suerte de antinomias artificiales: indios y blancos, campo ciudad, pero principalmente pobres y ricos.

El consenso para la redacción del texto constitucional discurrió por el camino de la exacerbación de contradicciones, al punto que la derecha boliviana, liderada entonces por el empresario agropecuario de origen croata Branko Marincokic, planteó el retorno de la capitalía, desde principios del siglo XX radicada en La Paz,  a la ciudad de Sucre, sede de la Constituyente y del Poder Judicial, lo que precipitó un desencuentro.

En La Paz 2,5 millones de bolivianos salieron a las calles a rechazar el planteamiento y la población de Sucre, que en una guerra civil perdió en 1898 la sede del gobierno, la emprendió contra los constituyentes.

En el camino de casi 2 años de debate del texto constitucional, una oligarquía de Sucre vejó en represalia campesinos quechuas que apoyaban a Morales y los asambleístas oficialistas y hasta un ministro de Morales fueron agredidos de palabra y obra en una escalada que se cobró la vida de 2 civiles en un sitio en las goteras de la ciudad de Sucre, en el malhadado emplazamiento de La Calancha.

La violencia por evitar el texto constitucional progresista y que devolvía otra vez al Estado a su actividad en la economía, que ampliaba de punta a canto el espectro de la política para los desheredados de la historia boliviana y que devolvía al país las riquezas naturales en manos de privados, obligó a los constituyentes a salir de Sucre y aprobar un texto en la ciudad vecina de Oruro a finales de 2007.

El entonces Congreso de Bolivia debió aprobar el texto del código político boliviano, incluso modificarlo, en medio de relaciones tensadas en agosto de 2008 y ponerlo a consideración de las urnas, donde los electores bolivianos lo aprobaron finalmente.

La Constitución, la más progresista y estatista de la historia de este país andino amazónico que desde 2006 vive de las rentas de sus hidrocarburos y que, por tanto,  ha visto emerger en los últimos 10 años a casi 2 millones de sus hijos de la pobreza y engrosar su clase media, fue votada en enero de 2009 y puesta en vigor en febrero de ese año.

Al calor de su carta política, la más incluyente de América del Sur, Bolivia ha multiplicado por 4 sus ingresos, de 9.000 millones de dólares en 2005 a 34.000 millones de dólares en 2015.

La administración Morales, que ha galvanizado primero la nacionalización y más tarde la industrialización de los hidrocarburos bolivianos; que se apresta a dotar de valor agregado a los minerale, que se encuentra a un paso para que Bolivia produzca los alimentos que consume  en momentos en que sólo 2 de cada 100 no saben aún leer ni escribir. ABI

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