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Las represas se secan y la siembra del valle alto está en riesgo

Según datos de la Gobernación, hasta la primera semana de noviembre, las represas en la región bajaron a un 20 por ciento de su capacidad de almacenamiento y otras se encuentran completamente secas.

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Crisis hídrica
Foto- Cochabamba

Cochabamba 12 de noviembre 2023

En un escenario marcado por la ausencia de lluvias y las altas temperaturas, el departamento enfrenta una amenaza inminente para la producción agrícola. Las cuencas, lagunas y ríos que abastecen a los productores se están secando a un ritmo alarmante, agravando la crisis hídrica en el valle.

Según datos de la Gobernación, hasta la primera semana de noviembre, las represas en la región bajaron a un 20 por ciento de su capacidad de almacenamiento y otras se encuentran completamente secas. Este fenómeno se atribuye a la falta de precipitaciones y la ola de calor. En un recorrido por seis embalses, Los Tiempos constató que la mayoría presenta niveles mínimos o nulos de agua.

La represa de La Angostura, que solía tener un nivel de 68 centímetros desde la base de la compuerta hace un mes, ahora se encuentra con áreas secas. “Aún tiene una importante cantidad por el uso óptimo de los regantes, pero preocupa”, señaló el presidente de la Asociación de Municipios (Amdeco), Daniel Vallejo.

En el caso de la represa de Kangani en Arbieto, entregada en 2021 con una capacidad de un millón de metros cúbicos presenta un nivel de agua menor a lo esperado para el desfogue, pero conserva su color esmeralda característico. Otro ejemplo es la represa Laka Laka en Tarata, que hoy se asemeja más a un desierto que a una fuente de agua.

La situación también afecta a represas turísticas de este municipio, como Millu Mayu conocido como la laguna Turquesa. Pese a experimentar cierta recuperación desde diciembre de 2022 -cuando estaba completamente seca- muestra un bajo nivel en comparación con otros años.

En Toco, la represa de Chualoma tiene un reducido embalse. Asimismo, la sequía llevó a que comunidades apuesten por sembrar y pastear sobre la tierra seca, como en la represa Taqati.

“Y o creo que es la primera sequía que nos va a afectar bastante, los embalses están vacíos y no tenemos agua”, lamentó uno de los dirigentes de los productores del valle alto, Guido Rodríguez. Señaló que la mayoría cultiva entre una y dos hectáreas, o incluso menos. Y sin embalses disponibles, muchas familias se ven obligadas a sembrar la mitad y con pozos, pero la crisis pone en riesgo las siembras, añadió.

“Con la poca agua que se tiene, no es suficiente para continuar con el riego, y ya estamos viendo que cultivos como el maíz comienzan a secarse. Si esta situación persiste y no llueve hasta fin de mes, enfrentamos un desastre”, dijo. La falta de agua también afecta a los lecheros y muchos empezaron a vender a sus vacas, contó. Esta situación que se arrastra desde hace dos años alcanzó su punto crítico, subrayó.

La Gobernación y los municipios implementan diversas medidas, desde la construcción de tanques y perforación de pozos hasta la entrega de cisternas para abastecer a comunidades alejadas. El bombardeo de nubes es otra alternativa. El primer intento demostró cierta eficacia  y se prevé la segunda acción esta semana.

Las cuencas, lagunas y ríos que abastecen a los productores se están secando a un ritmo alarmante, agravando la crisis hídrica en el valle.

Según datos de la Gobernación, hasta la primera semana de noviembre, las represas en la región bajaron a un 20 por ciento de su capacidad de almacenamiento y otras se encuentran completamente secas. Este fenómeno se atribuye a la falta de precipitaciones y la ola de calor. En un recorrido por seis embalses, Los Tiempos constató que la mayoría presenta niveles mínimos o nulos de agua.

La represa de La Angostura, que solía tener un nivel de 68 centímetros desde la base de la compuerta hace un mes, ahora se encuentra con áreas secas. “Aún tiene una importante cantidad por el uso óptimo de los regantes, pero preocupa”, señaló el presidente de la Asociación de Municipios (Amdeco), Daniel Vallejo.

En el caso de la represa de Kangani en Arbieto, entregada en 2021 con una capacidad de un millón de metros cúbicos presenta un nivel de agua menor a lo esperado para el desfogue, pero conserva su color esmeralda característico. Otro ejemplo es la represa Laka Laka en Tarata, que hoy se asemeja más a un desierto que a una fuente de agua.

La situación también afecta a represas turísticas de este municipio, como Millu Mayu conocido como la laguna Turquesa. Pese a experimentar cierta recuperación desde diciembre de 2022 -cuando estaba completamente seca- muestra un bajo nivel en comparación con otros años.

En Toco, la represa de Chualoma tiene un reducido embalse. Asimismo, la sequía llevó a que comunidades apuesten por sembrar y pastear sobre la tierra seca, como en la represa Taqati.

“Y o creo que es la primera sequía que nos va a afectar bastante, los embalses están vacíos y no tenemos agua”, lamentó uno de los dirigentes de los productores del valle alto, Guido Rodríguez. Señaló que la mayoría cultiva entre una y dos hectáreas, o incluso menos. Y sin embalses disponibles, muchas familias se ven obligadas a sembrar la mitad y con pozos, pero la crisis pone en riesgo las siembras, añadió.

“Con la poca agua que se tiene, no es suficiente para continuar con el riego, y ya estamos viendo que cultivos como el maíz comienzan a secarse. Si esta situación persiste y no llueve hasta fin de mes, enfrentamos un desastre”, dijo. La falta de agua también afecta a los lecheros y muchos empezaron a vender a sus vacas, contó. Esta situación que se arrastra desde hace dos años alcanzó su punto crítico, subrayó.

La Gobernación y los municipios implementan diversas medidas, desde la construcción de tanques y perforación de pozos hasta la entrega de cisternas para abastecer a comunidades alejadas. El bombardeo de nubes es otra alternativa. El primer intento demostró cierta eficacia  y se prevé la segunda acción esta semana. ///Los Tiempos

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