La docente cochabambina promueve la cultura quechua en Ohio, Estados Unidos

Comunidad. Centro Elvia Andia (segunda desde la izquierda) con docentes de lenguas indígenas de diferentes países. Foto: Fotos: Elvia Andia Grágeda

Los estudiantes de quechua de la Ohio State University que pasan clases con Elvia Andia Grágeda (31) están orgullosos de tener la oportunidad de aprender un idioma indígena que ha sobrevivido más de cinco siglos. La lingüista que se fue de Bolivia hace casi dos años se sorprendió al ver cuánto interés hay por este idioma en Estados Unidos, en específico en Ohio, un estado conservador con una comunidad hispana muy pequeña.

Elvia nació en Cochabamba; sus padres, que emigraron de la zona rural, son quechuahablantes, al igual que sus abuelos. De modo que desde niña estuvo en contacto con este idioma, que los adultos de su familia solían utilizar como un código secreto para tratar temas delicados.

“Empecé a hablarlo cuando tenía unos siete años. Vivíamos en la zona de El Abra, que estaba bastante alejada. Así que cuando llegaron nuevos vecinos, cuyos hijos tenían nuestra edad, nos hicimos amigos instantáneamente. Ellos solo hablaban quechua, conocían palabras que jamás habíamos oído, así que aprendimos y perfeccionamos esa lengua jugando”.

Esta primera interacción que reforzó su lazo con este lenguaje se interrumpió abruptamente cuando sus amigos entraron al colegio. De pronto, una tarde al tratar de saludarlos, los niños le respondieron “no, amiga, en quechua, no” y no quisieron hablar ni escuchar quechua nunca más. Eso terminó con su amistad. Hasta ahora Elvia no comprende bien qué sucedió, imagina que tuvieron una mala experiencia, que los orilló a dejar de lado su lengua materna y a cambiarla por el castellano.

Este no fue su caso. Después de salir bachiller comenzó a prepararse para dar el examen de ingreso a una normal, pero, por error, entró a un curso en el que estudiaban los postulantes a la carrera de Lingüística de la Universidad Mayor de San Simón. Extrañada, porque nunca había oído hablar de esa carrera, preguntó de qué se trataba. La información que recibió la motivó a dar los exámenes de ingreso.

Elvia con los estudiantes en Columbus.  

Sus padres al principio no estuvieron muy contentos con su cambio de planes porque tampoco sabían de qué se trataba esa carrera y no entendían muy bien a qué podría dedicarse una vez que se licenciara. Elvia tenía claro que quería entender mejor la lengua de sus padres, para poder enseñarla más fácilmente.

Mientras estudiaba notó que la mayor parte de sus compañeros escogieron especializarse en idiomas extranjeros como el francés o el inglés. Y mientras ellos hacían sus trabajos sobre Halloween, por ejemplo, ella prefirió hablar sobre las costumbres cochabambinas en Todos Santos. Cuando terminó su exposición, se dio cuenta de que varios de sus compañeros la habían estado filmando.

“Se sorprendían mucho cuando me escuchaban hablando quechua, pero yo sabía que tenía compañeros que efectivamente lo hablaban. El español de un quechua hablante tiene marcas que salen inconscientemente, pero cuando les preguntaba sobre eso, ellos lo negaban”.

Luego de terminar sus estudios comenzó a dar clases en diferentes universidades. Fue así como encontró una oportunidad para enseñar en Estados Unidos y decidió postularse. Ohio State University tiene entre sus miembros a especialistas en la región andina que estudian quechua desde hace más de 10 años y su objetivo es mejorar cada vez más su oferta en esta lengua, explica Terrell Morgan, docente y director del Centro de Estudios Latinoamericanos de esta institución.

“Estamos sorprendidos por el interés de nuestros alumnos por el quechua. Además de lingüistas y antropólogos, geógrafos especializados en climatología —que están investigando los efectos del cambio climático y los glaciares, por ejemplo— toman la clase, que tiene seis niveles, porque necesitan relacionarse mejor en los sitios en los que trabajan”, cuenta el docente.

Ahora, cuando Elvia cruza el umbral de su aula no solo se encuentra con  estudiantes presenciales, sino con los de tres universidades más— Indiana, Purdue y Oberlin College— que toman sus clases vía teleconferencia. La mayor parte de ellos están sacando su doctorado y muchos son lingüistas de profesión, por lo que el nivel que se espera es muy alto.

Manifestaciones clave de la cultura indígena son parte de la asignatura. Durante el semestre los alumnos prueban las recetas vallunas que Elvia cocina, aunque algunos ingredientes sean difíciles de conseguir. También hablan de los tejidos, que para ella sintetizan gran parte de la visión de mundo de los quechuas, así como de instrumentos musicales, ritmos y las estaciones en las que se tocan.

La docente admite que este cambio ha sido un reto. Tuvo que reestructurar su clase porque solía utilizar la gramática del español y sus estudiantes, que tienen diferentes lenguas maternas, se confundían. Con el apoyo pedagógico que recibe de la universidad, aprendió que “el quechua se enseña en quechua” y ha tenido éxito.

“En Bolivia todavía hay muchos prejuicios sobre los idiomas nativos. Lo lindo de enseñar en el extranjero es que los estudiantes aman el quechua y aprecian la oportunidad que tienen de aprenderlo”.

Fuente: Revista Escape