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Bolivianos en Argentina

El 80% de las verdulerías de Buenos Aires está en manos de familias bolivianas

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Muchos dejaron de ser medieros para transformarse en propietarios de lotes para la producción.  Alberto Pate, presidente de la Asociación de Productores Hortícolas de La Plata, recuerda cuando su padre, Juan, inmigrante italiano, trajo, para que lo ayudaran con el cultivo de la tierra, a dos de las primeras familias bolivianas que llegaron a la Región. “Fue en 1967. Las encabezaban Lucas y Javier Cruz, que eran primos y muy trabajadores. Propusieron ellos mismos un acuerdo como medieros y así empezaron, de a poco, a progresar”, cuenta el dirigente y compara: “hoy, el 80 por ciento de los productores de toda nuestra zona, es de ese origen; y ya casi no quedan peones entre ellos; muchos son propietarios de los lotes que explotan y los menos, inquilinos”.

Aunque no hay precisión oficial, se estima en el rubro que el 80 por ciento de la producción furtihortícola de la Región es de integrantes de la comunidad boliviana, en los diferentes escalones de la cadena: peon, mediero, arrendatario y propietario

Esa transformación explica, de alguna manera, la explosión comercial, de un tiempo a esta parte, en el rubro de las verdulerías, que se expande, tanto en el casco histórico de la Ciudad como en los barrios de las zonas de la periferia. La gran mayoría de los locales de venta de hortalizas y frutas que han abierto en los últimos años son atendidos por sus dueños bolivianos o por empleados de la misma colectividad. Gran parte de ellos, incluso, producen en el cinturón verde de la Región lo que luego comercializan como minoristas. Por lo general, se reparten las labores entre los miembros de la familia y mientras que el hombre trabaja en la quinta, su mujer y sus hijos atienden el comercio.

Según estima el director de Producción del Municipio, Rodolfo Gentile, en los sectores platenses de mayor concentración urbana “se alcanza el promedio de una verdulería por manzana”.

CUATRO DECADAS

Muchos de los inmigrantes provenientes de Bolivia que desembarcaron alrededor de 40 años atrás en la Región en busca de mejores perspectivas de vida llegaron con la propuesta de convertirse en “medieros” (ponen la mano de obra y las herramientas y van “a medias” en las ganancias con el dueño de la tierra). La otra gran ola inmigratoria proveniente del país vecino se dio entre fines de los 90 y principios de 2000. Asegura Pate que desde hace unos años solamente “algunas” de esas familias se mantienen como medieros. “La mayoría ha comprado el terreno donde trabaja o, mínimo, lo alquila; y se han hecho, entre ellos, su propio circuito laboral, incluidos la producción, el manejo del mercado y la comercialización en las verdulerías”, añade el integrante de la Asociación de Productores.

En territorio platense se extiende una de las mayores actividades hortícolas del país. Tan importante es el nivel de producción local que de esta región salen casi todas las hortalizas que se consumen en una mesa familiar: lechuga, acelga, rúcula, espinaca, remolacha, alcaucil, tomate, ají, brócoli, coliflor, apio, cebolla de verdeo, puerro.La fruta llega a la Región desde otras provincias, pero el trayecto que realizan esos productos hasta llegar a los hogares platenses es bien corto, ya que se cosechan en las 6 mil hectáreas fértiles que suman Olmos, Etcheverry, Romero y Abasto, Arana, Gorina, Colonia Urquiza y el Parque Pereyra. Y la comunidad boliviana, que se ocupa fundamentalmente de la producción de verdura de hoja, está presente en toda la cadena hortícola, desde la producción hasta la distribución y la venta.

Gentile, que afirma que “no hay registros” de la cantidad de verdulerías habilitadas para funcionar en La Plata, dice que de acuerdo a un relevamiento que inició la Comuna hace tres meses “hay un alto porcentaje de esos comercios que no están autorizados” y en ese sentido agrega que “la preocupación del Estado municipal es regularizar todo el sistema, desde el origen del producto hasta el consumidor final”, señala -ver aparte-.

Sociologos hablan de “escalera boliviana” para explicar el proceso de movilidad social ascendente de cuatro pasos en la estructura de la cadena hortícola. En la escalera empiezan como peones, después son medieros, más tarde arrendatarios y, si logran capitalizarse, compran la tierra.

Fuente el Dia.com

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