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Opinión

Nuevo enfoque económico en Bolivia: Diálogo y productividad como estrategia

Estas reformas estructurales, especialmente en el ámbito de las exportaciones, han provocado un notable repunte en los bonos soberanos de Bolivia, con un rendimiento del 19%, lo que los convierte en una opción muy atractiva en el contexto de la deuda soberana de los mercados emergentes para este período.

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Economía boliviana
Foto-Economía boliviana

La Paz, 18 de marzo 2024

Por: Martin Moreira

La región se encuentra inmersa en una profunda crisis económica, exacerbada por el endeudamiento insostenible de los países y agravada por las calificadoras de riesgo, cuyas clasificaciones parecen promover la dependencia de Fondos Buitres. A pesar de la necesidad de ajustes fiscales, estas medidas pueden afectar desproporcionadamente a las clases vulnerables. En respuesta, el gobierno boliviano ha optado por un enfoque diferente, promoviendo el diálogo y políticas que fomentan la productividad. Estas reformas, centradas en la liberalización de las exportaciones y la asociación con el sector privado, han generado un repunte en los bonos soberanos de Bolivia y han despertado el interés de los inversores. Este enfoque ha sido elogiado por empresarios locales, quienes ven un futuro prometedor en la economía nacional. En contraste con las políticas de choque, estas medidas están destinadas a proteger a las poblaciones vulnerables y evitar la dependencia de modelos económicos externos.

En la región se enfrenta una grave crisis que afecta tanto a los mercados internos como externos, exacerbada por las calificadoras de riesgo que imponen calificaciones que llevan a los países a asumir deudas insostenibles. Con una relación deuda-PIB promedio cercana al 75 %, 20 puntos por encima de la de las economías en desarrollo, esta región representa una cuarta parte de estas economías y el 16 % de la población mundial, pero solo el 5 % de la producción global, lo que dificulta que el mundo reconozca su situación. Las tasas de interés reales de Estados Unidos, un indicador clave a nivel mundial, han aumentado al ritmo más rápido en cuatro décadas en los últimos dos años, lo que históricamente ha generado dificultades financieras para las economías en desarrollo.

Las calificadoras, a pesar de sus contradicciones, llevan a los países a realizar ajustes fiscales que pueden ser necesarios para objetivos a largo plazo, como el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, o para abordar vulnerabilidades fiscales como la acumulación de deuda pública. Aunque el ajuste fiscal puede ayudar a mitigar las recesiones, reducir los desequilibrios en la balanza de pagos y contener la inflación, también puede presionar el aumento del desempleo y la reducción de las ventas e inversiones, lo que genera efectos sociales adversos.

Algunas economías en desarrollo vislumbran el fin de la crisis, con una disminución en la inflación mundial y un aparente tope en las tasas de interés globales. Sin embargo, se están apresurando a emitir bonos para refinanciar su deuda antes de que desaparezca la oportunidad. No obstante, es importante señalar que los ajustes y la desaceleración económica, junto con el traslado de la carga de la deuda debido a políticas impuestas por fondos Monetarios Buitres, están afectando principalmente a las clases más vulnerables. En países como Argentina, las políticas de choque han recaído sobre los trabajadores mientras que la clase política y empresarial se beneficia de las medidas económicas de ajuste. Como señala Milei, “Esta vez, la crisis no será soportada por los empresarios privados”, pero se olvida de mencionar que tampoco recaerá sobre la “casta política”.

Bajo la actual coyuntura, al analizar las últimas acciones adoptadas por el Estado boliviano, se observa un enfoque diferente en comparación con las políticas de ajuste tradicionales, como el aumento de tasas de interés, la devaluación de la moneda o la reducción de salarios. En lugar de ello, el gobierno de Arce ha optado por el diálogo y la implementación de políticas que fomentan la productividad tanto en el sector privado como en el público. Estas medidas incluyen la liberalización de las exportaciones con un enfoque en la protección del mercado interno, la emisión de bonos en dólares que ya han generado un rendimiento de 22 millones de dólares, y la regulación de los precios de las transferencias, que oscilan entre el 5% y el 10%. Además, se ha introducido el yuan o renminbi a través del Banco Unión, el banco más grande del país, mediante una asociación con el Industrial and Commercial Bank of China. Todas estas medidas están destinadas a promover el crecimiento económico, aumentar el empleo y, como resultado adicional, generar divisas para Bolivia mediante la expansión del sector productivo del país.

Estas reformas estructurales, especialmente en el ámbito de las exportaciones, han provocado un notable repunte en los bonos soberanos de Bolivia, con un rendimiento del 19%, lo que los convierte en una opción muy atractiva en el contexto de la deuda soberana de los mercados emergentes para este período. Este incremento significativo ha generado un optimismo palpable entre los inversores, quienes muestran una visión positiva del Modelo Económico del país. Este fenómeno se atribuye en gran medida a la apertura gradual del aparato productivo del país al sector privado, resultado de una serie de acuerdos estratégicos impulsados por el Estado. Estos acuerdos, que ya están comenzando a beneficiar a la nación, han captado la atención a nivel mundial, generando una percepción muy favorable sobre la economía boliviana.

Se observa que los empresarios, tras el diálogo con el Estado, están aumentando la inversión privada, lo que debería impulsar un mayor crecimiento económico. Esta es la respuesta del Estado boliviano a aquellos analistas que buscan aplicar políticas de choque y luego solicitar préstamos de Fondos Buitres, condicionando así el crecimiento del país.

Algunas voces ya se han expresado al respecto, como en la entrevista realizada por Canal Delfin TV de la ciudad de Trinidad al presidente de ADEPO BENI. Él destacó el significativo aumento de los bonos soberanos en Bolivia hasta marzo de 2024, atribuyendo este éxito a la confianza depositada en ellos por los inversionistas benianos. Resaltó el papel fundamental de estos empresarios en fortalecer la percepción positiva de la economía nacional, respaldando al gobierno y mostrando una confianza sólida en el potencial del país como destino de inversiones.

Ahora, la pregunta es: ¿Seguirán pensando que trasladar la deuda pública a los trabajadores y luego mendigar préstamos condicionados es la respuesta para hacer crecer el aparato productivo? Esta respuesta solo la tienen los bolivianos y bolivianas que ven un Estado que cuida su poder adquisitivo. En el mes de febrero, se registró una inflación del 0,28%, una de las más bajas de la región. Además, gracias a acuerdos alcanzados a través del diálogo con el sector privado, poco a poco se está normalizando la liquidez de divisas en el país. Por último, se está demostrando que gracias al diálogo se protege a las poblaciones vulnerables y se evita depender de políticas económicas impuestas que solo buscan nuestros recursos naturales y generar dependencia a modelos económicos que no se ajustan a nuestra realidad.

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