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Mujer boliviana sufre maltrato y discriminación en Argentina 

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“Si no te gustan las leyes de acá, andate a tu país’. -¿Qué va a ser de mi hija si me voy? –‘Tu hija va a perpetua, no tenés nada que exigir acá’ ” sosteniendo la congoja en la garganta, Adán Carlos Flores relata con bronca y dolor el maltrato y discriminación que recibió por parte de empleados del Juzgado de Garantías N°1 de Lomas de Zamora y las comisarías del mismo distrito donde tenían detenida e incomunicada a su hija Morelia Carlos Colque de 22 años, acusada de homicidio agravado por herir de muerte a quien fuera su ex pareja.

Era marzo de 2018, Morelia se encontraba en una vivienda prestada en el barrio Tongui del distrito Lomas de Zamora, al sur de la provincia de Buenos Aires, donde había encontrado refugio lejos de Brian Huanca, con quien vivió violencia física y psicológica por parte de él y su familia. Recientemente superaba el puerperio y quería darle una vida mejor a su beba de dos meses. Una señora que conoció en la iglesia, amorosamente le ofreció el lugar para que pudiera recuperarse y restaurar la integridad de su espíritu socavado por tanto maltrato y vejación.

Hasta que el día 27 de ése mes Brian la encontró y por la fragilidad de su vivienda entró a violentarla como hacía diariamente, las amenazas de muerte se hacían realidad y en los últimos halos de oxígeno, por el ahorcamiento que él le estaría causando, pudo zafarse hiriéndolo con un elemento.

“Morelia aún estaba tendida en estado de shok cuando la encontró la policía y junto a ella yacía el cuerpo con vida de Brian”, según nos relató Daniela Foresti del espacio de Feminismo y Géneros Disidentes del Frente Darío Santillán, “a Morelia se la llevaron esposada sin socorrerla y sin pedir auxilio médico para Brian que estuvo tirado en el piso por 2 horas, que luego fallece en el hospital de Avellaneda.

El abandono institucional fue para ambos, él muere porque el Estado no lo asistió inmediatamente. Y a ella la llevan presa como una asesina sin contemplar lo que había sucedido”.

Desde entonces empezó otro calvario, la llevaron detenida e incomunicada a la Comisaría 10ma de Ingeniero Budge donde su padre relata que Morelia recibió el peor maltrato y vejación que se puede hacer a una persona.

“Yo les rogaba que permitieran que amamante a mi nieta, que era una criatura recién nacida, pero en vano nos hacían esperar horas debajo el puente. Llevábamos a la niña para que no llore ahí adentro, pero no había manera de consolarla. Lloraba día y noche y ellos nunca se compadecían ni me dejaban ver a mi hija”.

Después la trasladaron a la comisaría N°2 de Avellaneda, ahí encontró un trato más considerado por parte de la policía, la beba ya tenía 3 meses, a Morelia se “le habían secado los pechos”, pudo tener contacto con su bebé, pudo recibir cartas y alimentos que le enviaban los padres hasta que otra vez llegó el traslado a una comisaría en Moreno, al oeste de la provincia donde él no sabía cómo llegar y se le hacía muy trasmano ir, donde otra vez la tenían incomunicada.

La trasladaban de comisaría en comisaría, despistando a los padres del paradero de su hija. En julio él se contactó con Sandra Carreño, integrante de la organización de mujeres bolivianas, Bartolinas Sisa de Ezeiza y miembro del espacio feminista del Frente Darío Santillán quienes se interiorizaron del caso y ayudaron a conseguir un abogado particular “porque el de la defensa parece que la estaba hundiendo más, la familia del difunto querían sacarle la beba” nos trasmitió. Al igual que don Adán quien nos dijo que Morelia rogaba que no den su beba a ésa familia porque el padre cometía abusos a su propia hija.

Ambas organizaciones armaron una comisión de 15 mujeres que tres veces por semana se movilizaban a las fiscalías y comisarías, según surgiera la necesidad del momento y a veces para dar con el paradero de la joven se distribuían el mismo día a distintas dependencias a la vez. “Fue muy duro al inicio, la familia de Morelia se vinculaba con el Movimiento la Dignidad, quienes entorpecían la causa por ser allegados al difunto”, nos relató Sandra, quien recibió amenazas contra su familia, y luego vivió el mismo maltrato y xenofobia que había recibido Adán por parte de empleados judiciales.

 

Logros de la movilización

A cierre de esta edición, supimos que Morelia regresó a su hogar paterno con prisión domiciliaria sin pulsera electrónica por considerarse que no había peligro de fuga con una menor a cargo. “Primero nos movilizamos por la prisión domiciliaria, para que ella pueda pasar un proceso justo con su beba y vamos por la absolución total del caso, por el cambio de carátula. Además de ser mujer es migrante y eso la pone en la peor situación de desprotección porque vulneraron todos sus derechos”. Nos dijo Daniela.

Por su parte Sandra acotó una aclaración clave, “Morelia no denunció los abusos que sufría porque vivía amenazada y eso, la justicia lo usa como excusa para tratarla como la peor criminal. Por eso no podemos callar más las mujeres. Mirá cómo suceden los atropellos cuando estamos solos. Es momento de estar unidas y vamos a movilizar hasta que se esclarezca el caso y le den la debida compensación”.

Por su parte don Adán nos contó que fue al vice Consulado de San Justo, al Consulado General y a la Embajada, pero sólo le tomaron los datos y no le hicieron ningún nexo, en el Consulado General le habrían dicho que “se atenga a las leyes de Argentina, que están en país ajeno y como funcionarios nada podían hacer.”

 

Su vida como familia migrante

Los padres de Morelia son oriundos de Sucre Bolivia, al formar pareja estuvieron un tiempo en Argentina, la situación económica del país era caótica entonces regresaron a Santa Cruz de la Sierra, donde nació Morelia y algunos de sus hermanos. Hacia el 2008, regresaron a Buenos Aires, buscando oportunidades laborales, fueron a trabajar en la producción de ladrillos y debían caminar 2 kilómetros para llevar a la escuela a Morelia entonces consiguieron trabajar en unas quintas de Florencio Varela siendo estafados. Hasta que se fueron haciendo camino y con mucho esfuerzo se compraron una vivienda humilde en el barrio Tristán Suárez de Ezeiza, Morelia pudo terminar su escuela secundaria y hacer una especialización en secretariado y administración. Aprendió oficios de peluquería, tejido y costura y hoy su peor pesadilla es que la vuelvan a apartar de su hija.

La causa se caratula “Homicidio simple agravado por el vínculo”, en la Fiscalía especializada en género de Lomas de Zamora a cargo de la Fiscal Fabiola Juanatei, según publica el diario Renacer

Fuente: Amparo Bellot Garvizú para el periódico Renacer

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